Sala Rubén Darío
Palacio de Linares
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Su diseño es casi una contradicción: una mezcla de lo festivo y el descanso. En su construcción original del Palacio de Linares, esta sala rebautizada ahora como Rubén Darío estaba diseñada para acoger a los bailarines que buscaban recuperar el aliento tras la fiesta en el salón de baile. Y todo ello se plasma de alguna manera en su decoración, cuidada y elegante pero que invita también a descansar.
Levantando la mirada contemplamos al dios del viento, quien esparce un soplo de auras primaverales mientras un grupo de hermosas ninfas y alados genios vagan por el aire. Es 'Fantasías de Céfiro', la obra pictórica de Francisco Pradilla, rodeada de motivos florales y vegetales dorados grabados sobre el techo. ¡Cómo para no caer ensimismado!
Invitadas a la fiesta parecen estar también cuatro mujeres, en permanente festo inmóvil a ambos lados de la chimenea y junto a la pared. Son las esculturas en bronce que portan en sus manos candelabros a modo de antorcha, ofreciendo luminosidad a las noches en palacio. Y para caldear el ambiente, una chimenea de mármol rojo veteado en negro coronada por una copa con asas de bichas en dorado.
Casa de América abre las puertas de esta antesala de baile, para seguir impregnándonos con fantasías de las escenas que recogieron sus cuatro paredes a través de una galería virtual. Cada fotografía está acompañada de una extensa y exhaustiva descripción artística.
