Nueva entrega de la capital Venezolana a cargo de Mirelis Morales y varios fotógrafos
Caracas, Venezuela
Fotos de: Jimmy Villalta, Douglas Segovia, Pablo Pérez Zambrano
Vivirla es experimentar los extremos. Darse un paseo por el municipio El Hatillo, ver su zona colonial, sus grandes residencias y contrastarlo con su área de sembradíos, donde se pueden comer buenas cachapas (tortillas de maíz con queso).
Tomar un mototaxis en cualquier avenida del municipio Libertador y experimentar el riesgo de conocer la ciudad sobre dos ruedas. Amanecer comiendo una arepa en Las Mercedes, luego de una buena fiesta. O probar los mejores perros calientes “con todo” o pepitos (panes rellenos de carne y/o pollo) en puestos ambulantes. Recorrer los rincones de las comunidades extranjeras y conocer parte de su cultura entre ventas de víveres y comedores.
Así es Caracas. Variopinta. Contradictoria. Impredecible. Caótica. Hostil. Pero a la vez encantadora. Seductora. Noble. Una ciudad que ha pagado caro el tema de la inseguridad, pues ha visto cómo sus habitantes se han alejado de los espacios públicos para refugiarse en los centros comerciales. Pero que, poco a poco, ha ido resurgiendo con la recuperación de plazas, con la realización de actividades culturales al aire libre (Feria de la Lectura de Chacao, Paseo de Los Palos Grandes, Por el Medio de la Calle, Festival Viva Nebrada) y con iniciativas particulares como CcsMasBonita que buscan rescatar una ciudad que se niega a morir.