Invasión
Hugo Santiago
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Proyección de la película del 15 de septiembre de 2014 de Invasión, de Hugo Santiago, a modo de homenaje a Adolfo Bioy Casares (1914 - 1999). En colaboración con la Embajada de la República Argentina en España y el apoyo del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA).
La presentación de la película correrá a cargo de Jorge Alemán, Consejero Cultural de la Embajada de la República Argentina en España.
Argentina 1969 / 123' (+12)
Dirección: Hugo Santiago.
Intérpretes: Olga Zubarry, Lautaro Murúa, Juan Carlos Paz, Roberto Villanueva, Martín Adjemián, Lito Cruz, Daniel Fernández, Ricardo Ormello, Jorge Cano, Leal Rey, Horacio Nicolai, Juan Carlos Galván, Aldo Mayo, Hedy Krilla, Claudia Sánchez.
Sinopsis: Aquilea es una ciudad asediada por misteriosos invasores que pretenden apoderarse de ella. La indiferencia de sus habitantes les allanará el camino. Sólo un pequeño grupo de resistentes, guiados por un anciano, trata de impedir la acción de los invasores en una lucha desigual.
La leyenda de una ciudad, imaginaria o real, sitiada por fuertes enemigos y defendida por unos pocos hombres, que acaso no son héroes. Lucharán hasta el fin, sin sospechar que su batalla es infinita. (Jorge Luis Borges).
Fecha: lunes 15 de septiembre de 2014.
Hora: 19.00.
Entrada libre hasta completar aforo.
Dirección: Hugo Santiago.
Producción: Proartel S.A.
Productor Hugo Santiago.
Guión: Jorge Luis Borges, Hugo Santiago, según el argumento de Jorge Luis Borges y Adolfo Adolfo Bioy Casares.
Fotografía: Ricardo Aronovich.
Fotografía adicional: Adelqui Camuso.
Cámara: Enrique Filipelli.
Escenografía: Leal Rey.
Vestuario: Julia Malafetani.
Montaje: Oscar Montauti.
Sonido: Edgardo Cantón.
Música: Edgardo Cantón.
Intérpretes: Olga Zubarry, Lautaro Murúa, Juan Carlos Paz, Roberto Villanueva, Martín Adjemián, Lito Cruz, Daniel Fernández, Ricardo Ormello, Jorge Cano, Leal Rey, Horacio Nicolai, Juan Carlos Galván, Aldo Mayo, Hedy Krilla, Claudia Sánchez.
Comentarios/Entrevistas
https://www.youtube.com/watch?v=FR4OAiCop3c
http://www.revistaafuera.com/NumAnteriores/pagina.php?seccion=Cine&page…
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/radar/9-3730-2007-04-09.html
http://pensarencine.blogspot.com.es/2012/09/invasion-1969-dirigida-por-…
http://www.quintadimension.com/node/65
http://www.lehman.cuny.edu/ciberletras/v30/gonzalezalvarez.htm
Hugo Santiago (Buenos Aires, Argentina 1939).
Director, guionista y productor.
Radicado en Francia desde 1959 donde estudia literatura, filosofía y música. De 1959 a 1966 es asistente de dirección de Robert Bresson. A finales de los años sesenta realiza en Buenos Aires dos cortometrajes Los contrabandistas (1967) y Los taitas (1968) que fueron muy elogiados por la crítica. En 1969 dirige Invasión, su opera prima de ficción escrita junto a Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares, que marcará un hito en la historia del cine argentino. Su estreno mundial fue en el Festival de Cannes (Quincena de Realizadores).
Posteriormente regresa a Francia, donde rueda películas como Les autres (1974), también con guión compartido con Borges y Bioy Casares y Écoute voir... (1979), protagonizada por Catherine Deneuve. Su segundo largometraje, Les trottoirs de Saturne (1986), es una alegoría sobre la última dictadura que sufrió la Argentina. El guión fue escrito junto al escritor Juan José Saer. Su último largometraje hasta la fecha es Le loup de la côte ouest (2002).
Los espejos y la cópula son abominables porque multiplican el número de los hombres
J.L.Borges, 1944. Ficciones
Siempre percibí durante toda mi temprana juventud a Bioy como un satélite más del universo borgiano y su construcción. Hasta que en los años primeros del exilio di con el Sueño de los héroes y se produjo en mí una severa alteración de todos los lugares constituidos en relación a la Argentina literaria y su destino como nación. Bioy era otra cosa, parecía disponer de un aire, una distancia, una desafección que lo situaba en un lugar distinto de los demás escritores. No sólo no era un epígono de Borges, sino que había encontrado una ciudad, Buenos Aires, una trama de sentimientos; hombres de amistad, mujeres excepcionales que de un modo cuasi natural, sin esfuerzo, iban conduciendo la historia a un punto ominoso que imperceptiblemente había estado en juego en todos los trances de la estructura narrativa. Por ejemplo, la repetición como portadora de lo imprevisible, la belleza y la amistad como el encuentro con "otra cosa" maldita y terrible y siempre deslizándose sin apelar (regla fundamental de la literatura argentina) a nada sobrenatural. Bioy no solo no era un epígono de Borges, era alguien que lo había atravesado en diagonal a partir de una cercanía ilimitada y procediendo a un corte extraordinario que constituía a Bioy en el suplemento que Borges no podía articular literariamente: escribir una novela que no matara con el "sentido literario" el acontecimiento terrible de la muerte, como destino de la repetición, en el interior de la lógica de la amistad y el amor. Bioy había logrado levantar la implícita prohibición borgiana de escribir una novela basada en la consideración de las inevitables páginas innecesarias. Por ello en el prólogo de La invención de Morel el propio Borges afirma que estamos frente a una obra "perfecta". Fue en el contexto de estas reflexiones primeras en Madrid antes de los años ochenta que me dirigí a escuchar a Bioy por primera vez en el Instituto de Cooperación Iberoamericana. No olvidaré nunca aquello por lo discordante que fue en todos los aspectos. Se trataba de un caballero argentino, tímido y atildado que se negó a dar una conferencia respondiendo con fórmulas insólitas de agradecimiento que excedían las famosas coqueterías borgianas: "Ah, usted lo dice mejor que yo","no se me había ocurrido que yo hubiera escrito algo tan inteligente”, “su interpretación me deja muy sorprendido”, etc. Hasta el punto de volver inoperante, a través de su amable condescendencia, cualquier lectura posible de su obra. En este punto su timidez había logrado un efecto inquietante: ¿hasta dónde era posible leer e interpretar a un autor? Al finalizar, a pesar de su timidez y mi inhibición de admirador, me dirigí a él cuando lo vi en un aparte y tuve la fortuna de mantener esta breve conversación que aun conservo: me atreví a comentarle, dado que el público había insistido en su relación con Borges, que él era la producción textual de una diferencia esencial con respecto a Borges, y esa diferencia era el modo en que lo femenino se presentaba en su obra ya que Borges sentía en cierta forma horror por la mujer deseante. "Y yo por la muerte”, añadió Bioy. "¿Ud a qué se dedica?” me preguntó Bioy. “Al psicoanálisis”, le respondí tan cohibido como se puede sentir uno cuando pronuncia esa palabra frente a un gran escritor. "Una novia mía que era psicoanalista”, me dijo Bioy con la mirada brillante, “me dijo que yo parecía haberme psicoanalizado, ¿usted tiene alguna idea sobre el porqué de su conclusión?” “Sí”, arriesgué. “Usted sabe que la Mujer como universal no existe, que sólo existe una por una y que hay algo excepcional en cada una que ningún concepto puede nombrar. Ese vacío de La Mujer inexistente lo veo tratado literariamente en todas sus obras, donde usted ofrece un suplemento de ese vacío... la Invención, Clarita en el sueño, el perjurio, “el héroe de los hombres no es el héroe de las mujeres”, etc. De todos modos me disculpo, es difícil ser seguidor de Lacan y más frente a usted que siempre ha mostrado disgusto por la "conciencia literaria” francesa. “No, por favor”, y delicadamente Bioy pareció querer protegerme tratando de decir la verdad: "Yo siempre le dije a Borges que los espejos no sólo no me horrorizaban sino que me parecían las ventanas hacia algo imposible. Por supuesto que la cópula me horroriza mucho menos porque la aprecio como una gran experiencia de soledad. Borges era muy enamoradizo porque no entendía esto. Pero frente al dolor de estar solo tengo una enorme consideración por lo que puede una mujer”. Esta breve conversación la mantuve siempre como un tesoro de la memoria, luego con los años cuando leí ese extraordinario monumento memorialístico que es el “Borges” de Bioy, la entendí mejor. Bioy se había valido de la amistad con el monstruo argentino para calcular día a día cuál tenía que ser el lugar de la diferencia, a saber: la verdadera separación que solo se da en el encuentro. Jorge Alemán Consejero cultural de la Embajada Argentina en España
Nota de Nicolás Batlle para La Nación de Argentina.
Hugo Santiago(Muchnik) -radicado desde hace medio siglo en Francia- rodó Invasiónluego de haber sido durante siete años asistente de uno de los grandes del cine como Robert Bresson y de haber filmado dos elogiados cortos: Los contrabandistasyLos taitas.
Durante la larga gestación de Invasión, Santiago contó con un argumento original escrito a cuatro manos entre Bioy Casares y Borges, mientras que éste participó luego de manera activa con el director en el armado del guión. "Invasión vuelve sobre algunos motivos que ya estaban en Los orilleros y en El paraíso de los creyentes, dos guiones anteriores de Borges y Bioy Casares: la estilización, el trabajo sobre los géneros, los personajes arquetípicos, la obsesión de una trama perfecta", dice Oubiña en el libro Invasión: Borges / Bioy Casares / Santiago, en el que repasa también algunas influencias literarias y cinematográficas, como el film noir norteamericano de Josef Von Sternberg, Fritz Lang y Raoul Walsh.
También se pueden advertir en este film vanguardista y de estética retrofuturista con fotografía en blanco y negro a cargo del gran Ricardo Aronovich el influjo de la nouvelle vague francesa, de Macedonio Fernández y, claro, de El Eternauta, de Hector German Oesterheld (la película también está ambientada en 1957).
Invasión es bastante más que la sinopsis que esbozó Borges sobre un papel ("la leyenda de una ciudad, imaginaria o real, sitiada por fuertes enemigos y defendida por unos pocos hombres, que acaso no son héroes. Lucharán hasta el fin, sin sospechar que su batalla es infinita"). Ambientada en una Aquilea que remite todo el tiempo a Buenos Aires, se trata también de una reflexión sobre temas muy candentes en aquellos tiempos como la resistencia a las dictaduras y la lucha armada.
Esta joya del cine fantástico argentino protagonizada por Lautaro Murúa, Juan Carlos Paz, Olga Zubarry, Roberto Villanueva, Martín Adjemian y Oscar Cruz fue una gran carta de presentación para un director que luego filmaría títulos como Los otros,Las veredas de Saturno,El juego del poderyEl lobo de la costa oeste.