exposiciones

Historias de la pacificación en Brasil

Historias de la pacificación en Brasil

72157638760051023
'Historias de la pacificación' es mucho más que una exposición fotográfica. Es la pacificación de las favelas de Río de Janeiro vista a través de la mirada de los propios moradores. Del 18 de diciembre hasta finales de enero, la Galería Guayasamín de Casa de América acoge esta muestra, un proyecto de fotografía participativa que recoge la opinión de los verdaderos protagonistas de este delicado proceso histórico. Nueve personas que viven en las favelas de Santa Marta y el Complexo do Alemão cuentan a través de series fotográficas qué ha representado la pacificación en sus vidas. Son sus historias de la pacificación. Fecha: del 18 de diciembre de 2013 al 31 de enero de 2014. Lugar: Galería Guayasamín. Entrada por el jardín de Casa de América, Paseo de Recoletos 2. Hora: De lunes a viernes de 11.00 a 19.30. Sábado de 11.00 a 15.00. Domingos cerrado. Entrada libre hasta completar aforo.  
Texto de los organizadores: El 19 de diciembre de 2008, el Gobierno del Estado de Río de Janeiro puso en marcha las Unidades de Policía Pacificadora (UPPs) en Santa Marta, una favela ubicada en el barrio residencial de Botafogo, en la zona sur de la cidade maravilhosa. La misión de estos nuevos cuerpos policiales era arrebatar el control del territorio a los grupos armados de narcotraficantes y establecer, por primera vez en la historia de Brasil, la presencia del Estado en estos barrios conflictivos y marginales. Tras el experimento en Santa Marta, el Gobierno empezó a pacificar una por una las favelas ubicadas en las regiones que albergarán las sedes de los Juegos Olímpicos de 2016. A día de hoy, se han implantado 34 UPPs y para 2014 está previsto que sean 40. En total, hay 8.592 agentes trabajando en 233 favelas, que suman una población de 1,5 millones de personas. La creación de las UPPs ha cambiado el día a día de los habitantes de favelas de Río de Janeiro. Al mismo tiempo, la pacificación ha generado un profundo debate en el seno de la sociedad brasileña. Los defensores sostienen que los moradores de las favelas gozan de oportunidades económicas y sociales sin precedentes, y alaban las mejoras en cuanto a seguridad ciudadana. Los detractores critican la presencia armada de la policía y temen que se trate de una operación especulativa que acabará tras la celebración de Juegos Olímpicos. En estos cinco años, los medios de comunicación han reflejado la opinión de políticos intelectuales, periodistas y ciudadanos de los barrios residenciales de la ciudad. Rara vez los moradores de las favelas han tenido la oportunidad de expresarse. 'Historias de la pacificación' es un proyecto de fotografía participativa que recoge la opinión de los verdaderos protagonistas de este delicado proceso histórico. Nueve personas que viven en las favelas de Santa Marta y el Complexo do Alemão cuentan a través de series fotográficas qué ha representado la pacificación en sus vidas. Son sus historias de la pacificación. La exposición ha sido posible gracias al apoyo de la Fundación Cultural Hispano-Brasileña, de la Embajada de Brasil, de la Fundación Repsol y de la Junta de Castilla y León.
Lelê Conceição. 19 años, estudiante. Vivió hasta los 13 años en la comunidad de Alvorada. Su madre decidió salir de la favela antes del inicio de la pacificación para alejarse de la violencia y poderle ofrecer un futuro mejor. "La pacificación cambió mi vida cotidiana y la forma de mirar el Alemão. Tuvo una gran importancia. Fue con la pacificación que descubrí el don de fotografiar". Alexandre Correa. 38 años, contable. Vive en el Morro do Alemão. Tras ser alcanzado por una bala perdida, quedó tan traumatizado que durante años sólo salió de su casa para ir a trabajar. "La pacificación me trajo la libertad de poder andar tranquilamente en la comunidad, descubrir lugares que como morador local ni conocía. Es la libertad de ir e venir, de hacer fotos, sin miedo de verme envuelto en un tiroteo de repente, cosa que era común antiguamente". Tiago Bastos. 18 años, estudiante. Vive en el Complexo do Alemão. Quiere trabajar como fotógrafo de moda. "La pacificación me trajo el derecho de salir de la comunidad y de conocerla mejor. Ahora puedo coger un moto-taxi e ir a todos los lugares. Este medio de locomoción beneficia no sólo a mí como morador, sino también a las personas que trabajan con este tipo de transporte, que cada día crece más". Dhani Borges, 34 años, fotógrafo. Profesional y co-fundador del Fotoclube do Alemão, una organización sin ánimo de lucro que intenta fomentar la cultura de la fotografía en el Complexo do Alemão a través de cursos gratuitos y salidas fotográficas. "La pacificación significa el fin de los bailes en las calles de la favela. El funk cambió con eso, el baile ya no es la vitrina del narcotráfico. Ahora el funk va a renacer". Joao Matheus. 13 años, estudiante. Vive en el Complexo do Alemão. Sus pasiones son Beyoncé, el Iphone y la fotografía. "La pacificación cambió mi día a día, ya que yo no salía cuando había tiroteos. La pacificación me da sosiego y paz, aunque sepa que todavía hay bandidos en el ‘morro’, puedo jugar al fútbol tranquilo porque sé que no habrá tiroteos. La pacificación también está llevando muchos eventos a la favela. Lo que me deja más feliz es ver a los niños jugando y el brillo en sus miradas, saber que todavía hay esperanza, cosa que en mi infancia no conseguimos ver". Bruno Itan. 24 anos, fotógrafo y co-fundador del Fotoclube do Alemão. Cuando la Policía y el Ejército invadieron el Complexo do Alemão para pacificarlo, en 2010, fue el único fotógrafo que pudo captar la operación con su cámara. "La pacificación me dio la oportunidad de mostrar mi mirada de morador desde dentro de la comunidad, de contar de primera mano cómo vemos nosotros este proceso. Gracias a la fotografía he tenido el privilegio de registrar todos los acontecimientos de este momento histórico para el Complexo do Alemão y para Rio de Janeiro". Salete Martins. 44 años, moradora y guía turística de la favela Santa Marta. "Con la pacificación mi vida cambió por completo. Me cualifiqué para ser guía turística, estoy estudiando idiomas y acompaño a los grupos turísticos en la favela donde vivo. ¡Éste es mi nuevo trabajo! El turismo seguro y sustentable para los moradores de la favela solamente fue posible gracias al proceso de pacificación". Luiz Baltar. 46 años, es diseñador gráfico y fotógrafo de la agencia Imagens do Povo, un proyecto de la ONG Observatório de Favelas. Vive en el barrio de Bonsucesso, enclaustrado entre dos macro-favelas: el Complexo do Alemão y el Complexo da Maré. "Río de Janeiro se ha convertido en una de las metrópolis más caras del mundo. La especulación inmobiliaria y los proyectos turísticos de ‘revitalización’ están expulsando a los moradores de las comunidades carentes. No es suficiente recuperar el territorio del dominio del narcotraficante y sustituirlo por una fuerza policial que oprime y respalda la remoción de los moradores de las favelas. La verdadera paz no lega armada, llega con la justicia social". Gilson ‘Fumaça’ da Silva. 35 años, guía turístico, promotor cultural y empresario. Vive en la favela Santa Marta. "¿Qué cambió la pacificación en mi vida? ¡Muchas cosas! Nací y crecí en la favela Santa Marta, tengo innúmeras profesiones: vendedor ambulante, ascensorista, auxiliar de biblioteca, contador de historias, etc. Antes trabajaba sólo para ganar dinero. Hoy tengo mi propia empresa de turismo y eventos, hago lo que amo. Es muy bueno mostrar mi favela a personas con una nueva mirada, otra perspectiva, una nueva realidad". Valeria Saccone. periodista y fotógrafa italiana. Vivió un mes en la favela Santa Marta. "La pacificación sólo tiene sentido si es acompañada de obras públicas que conviertan las favelas en verdaderos barrios de la ciudad y a los moradores en ciudadanos con todos los derechos del ‘asfalto’. Es necesario mejorar servicios básicos como alcantarillado, agua corriente, red eléctrica, recogida de basura y el acceso a la educación. Pacificar no significa sólo acabar con los tiros. Es vivir con dignidad".                      

© Casa de América, 2024