Sobre el autor: Ramón Carretero es un apasionado de la naturaleza, de los animales y de la conservación de los ecosistemas. Es ingeniero de software, fotógrafo y Especialista en Gestión y Conservación del lobo ibérico por la Universidad de León. Ha colaborado como voluntario en varios centros de rescate de fauna salvaje. Su pasión por la naturaleza le llevó a hacerse buceador deportivo hace 15 años. Posteriormente se inició en la fotografía, después de realizar un voluntariado en un centro de rescate de fauna silvestre en la jungla boliviana. Consideró que la fotografía sería una magnífica herramienta para divulgar el amor y el respeto que merecen la naturaleza y sus amenazados habitantes, entre ellos su admirado lobo ibérico. Carretero ha sido entrevistado en diversos medios de comunicación sobre estas especies y sus fotos han sido usadas en diferentes campañas conservacionistas en defensa de la naturaleza, siendo publicadas en numerosos medios. Desde hace tres años colabora con el Centro de Educación Ambiental CEA La Dehesa, en la concienciación sobre la importancia del lobo ibérico en nuestros ecosistemas. Además, disfruta de una estrecha relación con la manada de lobos del centro, algo que le hace inmensamente feliz. Sobre la obra: “Yo quiero ser un lobo y vivir en una tierra no contaminada" (Félix Rodríguez de la Fuente). Los lobos y los tiburones son dos especies tan populares como incomprendidas e injustamente tratadas a lo largo de la Historia. Desde nuestra infancia expresiones como ‘¡Que viene el lobo!’ o ‘¡Tiburón!’ nos evocan a criaturas casi mitológicas, apartadas del resto del mundo animal. Sentimos miedo. Pocos reparan en que el lobo fue el primer animal domesticado por el ser humano, cuando este era cazador-recolector, dando origen al perro. Antes de aquellos tiempos, los tiburones ya poblaban los océanos, millones de años atrás, antes incluso de la aparición de los dinosaurios. Ambos, como depredadores situados en la cima de la cadena alimenticia, garantizan el equilibrio de sus ecosistemas. Menos de diez personas mueren anualmente por ataque de tiburón en todo el mundo. Los ataques de lobos a humanos son aún más infrecuentes. Quizás las falsas creencias que todavía persisten no sean más que proyecciones de nuestros propios miedos. Con esta colección de fotografías pretendo acercar al espectador a estas especies a través de mis ojos, de mis vivencias, de mis sentimientos... Creo que las imágenes dan una visión de ellas más veraz, y más bella, que las de la tradición y el sensacionalismo. En ellas se podrá ver la penetrante mirada del lobo o la magnificencia del tiburón blanco en el gran azul. Es mi deseo contribuir a que los niños descubran que hay otra versión del cuento, mucho más bonita, pero también más cierta. Espero que esta exposición ayude a que surja entre ellos el amor por estas y otras especies, pues como decía Jacques Cousteau: "La gente protege lo que ama, pero solo amamos aquello que conocemos". Las fotos del lobo están tomadas en España y las del tiburón blanco en México. Dos especies míticas y emblemáticas fotografiadas a uno y otro lado del Atlántico. Espero que este proyecto contribuya a la protección de la naturaleza, la misma que en la noche reclama su arrebatada libertad a través del aullido del lobo. Para conocer más sobre el artista puedes consultar su perfil en Instagram y su portfolio. Arte en la Red es una sala de exposición abierta a tu talento y a tu mirada. Si quieres que tu trabajo sea expuesto en nuestra web, envíanos una muestra y cuéntanos que haces. Esta sala también es tuya. Para participar manda un email a: [email protected].