RUPTURAS
La idea de ruptura sugiere que algo se rompe. Pero romperse no es siempre sinónimo de desgracia. Hay muchas clases de rupturas y algunas de esas rupturas sirven para componer algo nuevo, distinto, renacido. Es el caso de este ciclo programado por la Casa de América que nos acerca a seis películas que han hecho de la ruptura su seña de identidad. Ruptura de lenguaje fundamentalmente, rompiendo las narrativas tradicionales, buscando otros caminos para la creación a través de la investigación de la imagen y el cine de autor. Pero también rupturas en lo interno, porque cada una de estas películas es en cierto modo el relato de una ruptura.
LA CUEVA
Jauja de Lisandro Alonso
Argentina/Estados Unidos/México/Holanda, 2014
Jauja es un film hermoso, reflexivo. Una historia de pocos personajes, uno en realidad, ambientada en los grandes espacios abiertos de la Patagonia, que sin embargo se hacen claustrofóbicos a causa del formato cuadrado que los oprime sin dejarlos respirar.
Jauja cuenta una búsqueda, una
quête que dirían los trovadores (y algo tiene de leyenda artúrica esta aventura solitaria). Estamos en 180…. Un destacamento militar, un capitán danés, su hija. La hija desaparece, el capitán decide ir a buscarla hasta el fin del mundo si hace falta. Y ahí empieza este viaje hacia el infinito, emprendido por un hombre con los rasgos de Viggo Mortensen. Un viaje que le adentrará en territorios desconocidos no solo físicos, también mentales. El padre en busca de esa hija que no sabemos si ha sido raptada o ha huido, se encontrará completamente solo. Y en una secuencia inolvidable en una cueva chamánica, descubrirá que es lo que está buscando. Todo encerrado en ese cuadrado iluminado por Timo Salminem, un hombre del frío norte (Finlandia) que entiende muy bien el frío sur (Patagonia).
Jauja es una aventura del tiempo, del pensamiento, del futuro. ¿Y el referente? Lo han nombrado en todas las críticas y textos sobre el film:
Centauros del desierto, de John Ford.
Ruptura: la del padre y la hija.
EL HASTÍO
Memorias del desarrollo de Miguel Coyula
Cuba/Estados Unidos, 2010
Hay películas/novela; hay películas/relato; hay películas/ensayo.
Memorias del desarrollo es un poco las tres cosas y ninguna. Tiene partes de novela, es sin duda un relato, pero por encima de todo es un ensayo, “una mezcla de experiencia y ficción: ésta es mi definición de realidad”, afirma Edmundo Desnoes, el autor del díptico
Memorias del subdesarrollo (1965)/Memorias del desarrollo (2007). Entre una y otra novela, más de cuarenta años; entre uno y otro relato, la historia colectiva y la historia individual; entre una y otra novela, la vida de Sergio/Edmundo contada en dos tiempos: 1967, film de Tomás Gutiérrez Alea; 2010, film de Miguel Coyula. Sergio, es cubano, vive en Nueva York, es profesor en una universidad. Es un hombre triste. Quizás sonrió alguna vez cuando era niño, pero nunca le vemos la cara en esa época feliz. Después, todo fue un ir perdiendo las ilusiones, la fe en la Revolución, la confianza en sí mismo, las mujeres que amó, la hija que dejó en Cuba, el hermano muerto. Todo lo va perdiendo Sergio mientras repasa la historia reciente de Cuba y de los Estados Unidos utilizando los mecanismos de la memoria, fragmentos de recuerdos que compone como un collage de imágenes vividas, soñadas, imaginadas, recortadas, manipuladas. Al final, Sergio se irá despojando de todo, hasta llegar al desierto, un paisaje hermoso, inmenso en su belleza. Vacío. Allí, busca los dinosaurios (¿será él un dinosaurio?) y encuentra la esperanza donde menos lo podía imaginar: en el viaje a Marte. Como final, los versos de una canción de Agustín Lara
: El hastío es pavo real que se aburre de luz en la tarde. La poesía también está en la novela, el relato, el ensayo: el cine.
Ruptura: la de una vida vacía.
LOS TURISTAS
La Sirga de William Vega
Colombia/Francia/México, 2012
En la novela
El desierto de los tártaros, Dino Buzatti cuenta como en un viejo fuerte perdido en el desierto esperan inútilmente la llegada de los tártaros que nunca aparecen. Como esos turistas que jamás llegarán al Hostal La Sirga que con tanto amor están arreglando Alicia y Flora. Reconstruir ese hostal para nadie, es el camino que recorre la joven Alicia para reconstruirse a sí misma después de una experiencia terrible en una guerra más terrible aún. El paisaje impresionante de la Laguna de la Cocha es el espacio vital donde Alicia se refugia. Poco a poco, igual que la casa, ella va recuperando la confianza, la seguridad. Pero, igual que nunca llegarán los turistas a disfrutar de ese hostal, Alicia no conseguirá quedarse allí. La Sirga es un peldaño en su camino. Pocas veces se ha visto una identificación tan fuerte entre un personaje y un lugar. La naturaleza de ese precioso paisaje lacustre es un protagonista fundamental en esta historia de violencia fuera de campo pero muy presente. La laguna, con sus hierbas que se mueven contra la corriente, como la propia Alicia. Hay una enorme dignidad en todos los personajes, en su tío Oscar, en Gabriel, su único amigo, en Flora. En todos, menos en Freddy, el elemento distorsionador que viene a alterar la armonía que han construido entre todos y que será, en cambio, el motor que le dará fuerzas a Alicia para seguir su camino.
Ruptura: la de un mundo que se acaba.
LA LUZ (BIANCA)
Il futuro de Alicia Scherson
Italia/Chile/Alemania/España, 2013
La primera secuencia de la adaptación al cine que hace Alicia Scherson del relato
Una novelita lumpen de Roberto Bolaño, me hace pensar en
El resplandor. No es que
El futuro tenga algo que ver con la película de Kubrick ni con la novela de Stephen King. No tienen nada en común… a no ser el título:
El resplandor. El resplandor de la luz que tanto daño hace a Bianca, la luz, que Maciste no ve. El resplandor de un futuro contado desde el presente ¿O es al revés? Bianca y Tomás se quedan solos en medio del resplandor, cuando sus padres mueren en un accidente de coche. Son huérfanos, palabra horrible. Su vida queda en estado de pausa. Es esa pausa que una Bianca adulta “madre y mujer casada” recuerda. El recuerdo de unos días en los que conoció a Maciste, un viejo actor de péplums. El recuerdo de unos días en los que entraron en su vida dos hermanos que intentaron arrastrarlos a la delincuencia. El recuerdo de cómo consiguió aceptar la luz, el resplandor. La ciudad de Roma es el escenario del deambular de una Bianca perdida; la casa de Maciste es el escenario del deambular de una Bianca desnuda. No solo de ropa, también de alma. Maciste no la ve, pero la toca. Toca aquello que Bianca tiene más escondido. El futuro es el presente proyectado, el futuro no es el pasado. Bolaño escribió esta novela como un juego. Fue la última que publicó antes de morir. Probablemente a Bolaño le habría gustado Manuela Martelli como su Bianca, pero seguro que no pudo imaginar un Maciste mejor que Rutger Hauer, el legendario replicante de
Blade Runner que ha visto “cosas que vosotros no creeríais: atacar naves en llamas más allá de
Orión. He visto Rayos-C brillar en la oscuridad cerca de la puerta de
Tannhäuser. Todos esos momentos se perderán en el tiempo... como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir.” El resplandor.
Ruptura: la del pasado y el futuro.
DIARIO ROBADO
Viajo porque preciso, volto porque te amo de Karim Aïnouz & Marcelo Gomes.
Brasil, 2009.
A la pregunta de cómo definirían esta película, los directores respondieron my claramente. “Es un diario robado”. El diario de un hombre que viaja porque precisa, porque debe, cruzando el seco y árido Sertão del norte de Brasil, pensando en volver porque ama a su mujer, pero sabiendo que nunca podrá hacerlo, porque la ha perdido. Contado así, podría parecer un melodrama con formato de
road movie. Nada más lejos de lo que nos regala este viaje por el espacio de un paisaje desértico y vacío; por el tiempo, los casi sesenta días del diario “escuchado”; por los sentimientos, el amor, el desamor; y las imágenes. Nunca veremos al narrador y sin embargo estamos sentados a su lado en el interior de ese coche desde el que descubrimos el horizonte donde se pierde la estrecha carretera que recorre incansable. Nunca le vemos, pero sabemos que estudia las piedras, que analiza las fracturas de la tierra y que intenta llenar con flores su propia geología emocional. No le vemos a él, pero si lo que él ve. Imágenes robadas de otras vidas, de otras historias, de otros mundos. A veces parece que estemos viajando hacia un planeta perdido; otras veces nos adentramos en la riqueza de matices de las piedras que analiza, cuadros abstractos que iluminan la pantalla. Hablamos con las mujeres que encuentra en su camino y que no llenan su vacío, no compensan su pérdida. Lo acompañamos en este duelo orquestado con múltiples materiales y del que acabará renaciendo, como los clavadistas de La Quebrada de Acapulco emergen a la superficie tras lanzarse al vacío, otro vacío. Y al final, la canción, preciosa,
Échame a mí la culpa. No se marchen del cine hasta que termine, por favor. Le da sentido a todo lo que hemos visto.
Ruptura: la de un amor que nunca volverá.
SINFONÍA EN ROSA Y VERDE
La noche de enfrente de Raúl Ruiz.
Chile/Francia, 2012.
El rododendro es una planta de flores rosas y hojas verdes. El rododendro es una palabra que persigue a Celso toda su vida. Rosa, verde, rododendro. En su última película, Raúl Ruiz juega con el tiempo, juega con la muerte, juega con los colores y con las palabras. El tiempo siempre ha sido una de sus grandes preocupaciones. Junto con los cuentos, los veleros y los piratas. Todo se conjuga en esta historia contada desde los ojos de un niño y un viejo que son el mismo, un hombre en los dos momentos en que emprende un camino nuevo: el de la madurez, el de la muerte. Y flotando en la atmósfera, el recuerdo, la música, la literatura. Beethoven como acompañante, Giono como amigo. Raúl Ruiz ya estaba muy enfermo cuando rodó este film de interiores aterciopelados y exteriores de transparencia. Quizás fue la enfermedad lo que le permitió acercarse a esa muerte por uno mismo, no exactamente un suicidio, sino más bien un dejar de imaginar, con una serenidad y una paz que no estaba en otras de sus películas.
La noche de enfrente es la que vemos en el espejo, en el ojo de la cámara, en la mirada del espectador que asiste a un cruce de historias y de tiempos, dejándose arrastrar por las olas de ese mar que rompe sobre un acantilado de una belleza sobrenatural. Celso es Raúl, Celso es Long Silver, Celso es Beethoven. Celso, somos todos.
Ruptura: la de la vida y la muerte.
Nuria Vidal Villa
Barcelona, febrero 2015
Texto especialmente escrito para la Casa de América. Se prohíbe su reproducción sin la debida autorización.