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Flores de otro mundo

Iciar Bollaín

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26/05/2014. Proyección de la película Flores de otro mundo, de la directora Iciar Bollaín, dentro del ciclo 'Las migraciones en el cine. Relaciones personales'. La presentación del largometraje estuvo a cargo de la chilena Nélida Molina, mediadora social intercultural, desde la perspectiva del proceso migratorio de las mujeres y las relaciones personales que se establecen a partir de las dificultades y facilidades en la comunicación que se producen por los diferentes código culturales. España 1999 / 105' (TP). Dirección: Iciar Bollaín. Sinopsis: Patricia, una dominicana, busca un hogar y una seguridad económica que su situación de inmigrante ilegal no le permite alcanzar en Madrid. Milady, una cubana de veinte años, sueña con recorrer el mundo. Marirrosi, una bilbaína con casa y trabajo, vive en la más completa soledad, una soledad como la que comparten Alfonso, Damián y Carmelo, vecinos de Santa Eulalia, un pueblo sin mujeres casaderas ni futuro. Gracias a una fiesta organizada por los solteros del pueblo, unos y otras se conocen y comienza una agridulce historia de convivencias a veces imposibles. Ciclo 'Las migraciones en el cine' Este ciclo tiene como objetivo mostrar, analizar y divulgar el tratamiento de los movimientos migratorios a través del cine. No en vano es una de las artes que mejor refleja el fenómeno migratorio, que ha sido tratado desde ángulos diferentes: motivaciones,  aspiraciones  comportamientos y especificidades de los seres humanos... Todo tiene cabida en el séptimo arte. Así pues, con el objetivo de abrir un espacio de análisis y debate sobre la migración, Casa de América presenta el ciclo 'Las migraciones en el cine', en el que se exhibirán notables películas que tratan el fenómeno de la migración, desde diversos puntos de vista y temáticas, como son la identidad nacional, la frontera Estados Unidos/México, las migraciones económicas, las relaciones personales y el mestizaje.

Durante el ciclo se exhibieron 10 películas que fueron presentadas por expertos en el tema, y se proyectaron el último lunes de cada mes.

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Dirección: Iciar Bollaín. Compañías productoras: Producciones La Iguana SL. Compañía coproductora: Alta Films S.A. Productor ejecutivo: Santiago García de Leániz. Productor asociado Enrique González Macho. Guión: Iciar Bollain y Julio Llamazares. Fotografía: Teo Delgado. Dirección de arte Josune Lasa. Montaje: Angel Hernández Zoido. Sonido Agustín Peinado. Música original: Pascal Gaigne. Intérpretes: José Sancho, Lissete Mejía, Luis Tosar, Marilín Torres, Chete Lera, Elena Irureta, Amparo Valle, Rubén Ochandiano y Chiqui Fernández. Realizada con la participación de Televisión Española.
Directora y guionista. Nace en Madrid en 1967. Su interés por el cine empieza en su adolescencia,  debutó como actriz a los quince años en El Sur (1983), de Victor Erice, a las que le siguen entre otras: Malaventura (1988), de Manuel Gutiérrez Aragón; Un paraguas para tres (1992), Tocando fondo (1993), de José Luis Cuerda, Tierra y libertad (1995), de Ken Loach, Niño nadie (1997) y Leo (2000), ambas de José Luis Borau. Por esta última interpretación obtuvo una nominación a los premios Goya como mejor actriz. Sus últimas actuaciones han sido en La noche del hermano de Santiago García de Leániz (2005) y Rabia de Sebastián Cordero (2010). Como directora se estrena en 1995 con su ópera prima Hola, ¿estás sola?, presentada en la Semana de Cine de Valladolid, donde ganó el Premio a la Mejor Dirección Novel, el Premio del Público y Mención Especial del Jurado de la Juventud, entre otros premios nacionales e internacionales. Sus siguientes largometrajes son Flores de otro mundo (premio a la mejor película de la Semana de la Crítica en el Festival de Cannes, 1999); Amores que matan (cortometraje, 2000), Te doy mis ojos (2003), esta última ganadora de siete Premios Goya, entre ellos el de mejor director, mejor guión original y mejor película. Su últimas películas son Mataharis (2007), con la que obtuvo cinco nominaciones a los premios Goya y También la lluvia (2010), premio del público en el Festival de Berlín (Panorama), premios Goya al Mejor Actor de Reparto (Karra Elejalde), Música Original y Dirección de Producción y Ariel a la Mejor Película Iberoamericana. Desde su creación en 1991, formó parte de Producciones La Iguana y participó activamente en los trabajos de la misma. Es autora del libro Ken Loach, un observador solidario (1996, El País Aguilar). Entre los reconocimientos recibidos: Mejor Actriz española de 1992 por la revista Cartelera Turia, premio Ojo Crítico II Milenio de Radio Nacional de España en 1993 y premio Ciudad de Cuenca a su trayectoria en el Mujeres en Dirección - Semana Internacional de Cine de Ciudad de Cuenca, 2007. En 2006 fundó junto con otras cineastas CIMA (Asociación de mujeres cineastas y de medios audiovisuales) y desde entonces es miembro de su Junta Directiva. Es miembro de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España.
El título surgió antes que el guión. El título lo tenía en realidad antes que el guión. Alguien pronunció esa frase en una conversación y pensé que era un buen título para una película, porque es poético, sugerente, porque las flores son una buena metáfora para personas, no necesariamente mujeres, sino también viejos, niños, varones, para cualquiera. Cuando empecé a pensar en la historia, recordé ese título y me pareció que era definitivamente el que le iba. Diálogos diferentes para personajes diferentes. Los diálogos más trabajados en el guión son los de las dos mujeres caribeñas. Gina Gallardo, que ha escrito sobre el colectivo dominicano en Madrid y trabaja habitualmente en una asociación de mujeres dominicanas, repasó los diálogos conmigo, adaptando los giros y expresiones propios de su país. El mismo trabajo hice con otra persona en un viaje a Cuba para los diálogos del personaje de Milady. Los demás surgieron de las conversaciones que manteníamos Julio Llamazares y yo con distintas personas en los pueblos de Castilla que visitamos mientras escribíamos el guión, de la cosecha y recuerdos de Julio, de los míos y de lo que los actores aportaron posteriormente. El paisaje castellano. La localización era muy importante. Buena parte de lo que le ocurre a estas parejas, sobre todo a las mujeres, es la dificultad que encuentran para adaptarse. Siempre pensamos que el paisaje tenía que ser más bien duro, poco amable y abrupto. En realidad, en lo que se refiere al paisaje, la película no hace justicia al lugar donde rodamos, Cantalojas, que es bastante más bonito y variado de lo que se ve. En cuanto a si lo que se cuenta corresponde a la realidad, creo que bastante. Tanto en Guadalajara, como en Segovia, Soria, Teruel o muchos otros sitios de España, las poblaciones van envejeciendo y el número de hombres solteros es alarmantemente alto. Al viajar por esos lugares descubrimos un mundo tremendo de soledad. Y, casi peor que la soledad, estaba, sobre todo para los hombres, la necesidad tan grande de compartir la casa, las tierras o el trabajo para que todo tenga sentido y futuro. Si no se comparte, si no hay nadie con quién disfrutarlo, ¿para qué sirve? Para las mujeres inmigrantes, más duro que la soledad creo yo que es la necesidad económica que lleva a algunas de ellas a casarse sin conocer prácticamente a sus maridos y con muy pocas posibilidades de volver a ver a sus familias con frecuencia, como algunos casos que conocimos. En cuanto a la participación del pueblo, ha sido, además de una experiencia fantástica, totalmente necesaria. Todo el pueblo era el “decorado” y sus gentes participaban en muchas ocasiones con diálogos y acciones. Merece la pena subrayar la participación de los vecinos de Cantalojas, el entusiasmo con que colaboraron y la paciencia que tuvieron al tenernos allí revolucionándolo todo durante más de dos meses. Y la confianza: nadie pidió ni leyó nunca el guión de la película. Peculiaridades de un rodaje rural. La verdad es que no puedo decir que tenga complicaciones el hecho de rodar en un pueblo, sino todo lo contrario, porque fue un rodaje “en comunidad”, de modo que cuando necesitábamos un mantel para una secuencia, unas vacas pastando al fondo o las chimeneas de las casas encendidas, se lo pedíamos a los vecinos y éstos hacían lo posible por conseguirlo. Cuando necesitamos la iglesia y cura y obispo se negaron, casi se formó un motín y, “Fuenteovejuna, todos a una”, el pueblo entero nos apoyó... Hay mil historias del rodaje y de los vecinos de Cantalojas... Sólo puedo repetir lo agradecida que estoy por su colaboración. En cuanto a las condiciones atmosféricas, sí que tuvimos algunas dificultades, sobre todo para conseguir visualmente lo que planteaba el guión, ya que se supone que transcurre un año y tenía que notarse en el paisaje el paso de las estaciones. Escogimos septiembre y octubre para rodar, tratando de cazar el final del verano, el otoño y el principio del invierno. Con la ayuda de unos planos rodados posteriormente, en enero, del pueblo completamente nevado a dieciséis grados bajo cero y otro poco de nieve artificial, creo que hemos conseguido reflejar esos cambios estacionales. Entre la desconfianza y el racismo. Creo que en la desconfianza hacia lo que viene de fuera, lo ajeno, lo diferente —y que está en el guión— se encuentra implícito el rechazo racial. Nadie diría del personaje de Marirrosi que viene de Bilbao a sacarle los cuartos a Alfonso, y en cambio sí se piensa de los personajes de Patricia y de Milady, que son caribeñas. En la actitud de la madre de Damián también hay rechazo, sobre todo al principio, hacia Patricia, los niños y sus amigas. Es un sentimiento y una actitud de rechazo de otra cultura, de todo lo que es diferente, y seguramente también del color de la piel. En la película había otras escenas: una tendera a la que le molesta la mano oscura de Patricia tocando la fruta, y otra de la niña, Janay, que pregunta al salir del colegio que por qué la miran tanto. Son escenas que han desaparecido del montaje final porque resultaba demasiado extenso. Creo, no obstante, que la desconfianza y los prejuicios, que sí están en la película, son una forma más de racismo. Un montaje que confía en la madurez e inteligencia del espectador. El hecho de que sean tres parejas hace que el orden de las secuencias estuviera siempre en cuestión. Ya en el guión estuvimos dando vueltas y vueltas a la estructura, para hacer avanzar las historias por separado pero sin perder la pista a las otras dos parejas mientras estábamos con una de ellas. El primer montaje de la película era larguísimo y, como ya nos ocurrió en Hola, estás sola?, el montador Ángel Hernández y yo empezamos a revisar de nuevo la estructura y a sintetizar. La imagen siempre tiene más información que las palabras escritas en el guión, así que decidimos cortar algunas secuencias, ¡cosa nada fácil cuando están muy bien y su único problema es que no tienen sitio! La función narrativa de las panorámicas Las panorámicas son como los signos de puntuación de un relato. Al mismo tiempo, nos van dando la sensación del paso del tiempo y también nos recuerdan dónde estamos, el entorno en el que se mueven los personajes. El paisaje y el pueblo que muestran las panorámicas son casi como otro personaje en Flores de otro mundo. Es testigo de la evolución de las tres parejas y al mismo tiempo influye en cada relación: se interpone entre Alfonso y Marirrosi, mientras que para Milady no ofrece nada de interés y se hace evidente desde el principio que no encaja ni en el pueblo ni entre los paisanos. En el caso de Patricia, para mí es lo contrario de Milady. En la imagen de la niña, Janay, conduciendo el tractor con Damián, en la imagen de los niños que, mezclados, esperan el nuevo autobús y en los futuros niños que vengan de parejas como la de Damián y Patricia, está en parte la esperanza para que muchos de estos pueblos sigan vivos. Una historia que empieza donde otras terminan. Desde el principio teníamos la idea de empezar la película cuando la fiesta termina, cuando la alegría y el folclore se apagan y empieza lo otro, lo que la prensa que fue a cubrir la “caravana de Plan” ya no contaba: lo que ocurre después con esas parejas, cuando empiezan a convivir, cada uno con sus circunstancias personales gravitando sobre la relación. Sin dejar de lado los problemas que conlleva una ley de extranjería insolidaria como la que tenemos para los inmigrantes, que aportan mano de obra barata a nuestro país, no quería olvidar que las parejas de la película, en último término, son sencillamente parejas de hombres y mujeres que tratan de hacer una vida en común. Así, aunque es evidente que la relación de Damián y Patricia surge de la necesidad mutua —él, de compañía, y ella, de una seguridad y de un futuro para sus hijos—, no quería que quedara reducida a una película sobre problemas de inmigrantes. Por eso, por ejemplo, cuando al final Damián descubre la verdad, lo que más le duele es que Patricia le haya mentido, que haya traicionado la confianza que él había depositado en ella desde el primer momento. Y Carmelo, a su manera, también es un hombre enamorado pero absolutamente equivocado, porque es obvio que los intereses de Milady no son los suyos. Él le ofrece una casa fantástica, mucho metro cuadrado, mucho canal vía satélite... ¿Qué más puede querer ella? No se le ocurre pensar que Milady tiene apenas veinte años, que viene de La Habana, ciudad cosmopolita a su manera, y que lo último que se le pasa por la cabeza es encerrarse en un lugar como Santa Eulalia. Tan seguro de sí mismo está Carmelo que no se le ocurre pensar que Milady lo ha elegido empujada por unas circunstancias económicas y que, de haber podido, habría elegido probablemente otra persona u otra manera de salir de Cuba. Y Marirrosi y Alfonso son el contrapunto a las parejas “mixtas”. Aparentemente, lo tienen todo, pero no se atreven a comprometerse. Es verdad que a Marirrosi se le hace cuesta arriba la idea de vivir en el pueblo pero, en mi opinión, al final lo que hay es mucho miedo a lanzarse y que, una vez más, no le salga bien. La naturalidad de todo un reparto. El trabajo de la selección de reparto duró cerca de cuatro meses. Manuel Martín Cuenca (el director de reparto) y yo empezamos por las parejas principales, buscando actores que pudieran integrarse en el paisaje, entre los habitantes del pueblo. Para el personaje de Patricia buscamos entre más de doscientas mujeres dominicanas que trabajan fundamentalmente en el servicio doméstico, mujeres que, como el personaje, habían venido a nuestro país en busca de trabajo. Lissete Mejía llegó a España con el grupo nacional de baile de su país, y desde entonces vive y trabaja aquí. Al tiempo de buscábamos a Patricia, fuimos encontrando los otros personajes dominicanos: el de la tía, Ángela Herrera, que sí es actriz, y las dos amigas, Adalgisa Mercedes y Doris Cerdà. Para todas ellas, ésta es su primera experiencia cinematográfica. Para el personaje de Milady, buscamos en Madrid y en La Habana. Marilín Torres estudió interpretación y apareció tras la búsqueda que realizamos en Cuba. Dos semanas antes de que empezara el rodaje llegó directamente de La Habana a Cantalojas. Hasta que terminó el rodaje no pudo, como su personaje, salir apenas del pueblo. Para el personaje de Damián no queríamos ningún actor conocido “en el papel de”, sino un actor que, como Luis Tosar, se integrara con los demás personajes y se dedicara plenamente al papel. Luis se incorporó a la película dos semanas antes, para “tomar clases” de hacha y de manejo del tractor. Pepe Sancho nos pareció por otra parte un actor espléndido para interpretar un personaje tan complejo como es Carmelo, capaz de mucha violencia pero también enamorado y, al final, con toda su chulería, patético. Para los papeles de Alfonso y Marirrosi buscamos de nuevo gente de gran talento y experiencia, como Chete Lera y Elena Irureta, pero poco conocidos para el gran público de forma que no se 'despegaran' del entorno, como ocurre también con Amparo Valle, estupenda en el papel de madre. Además descubrimos a Rubén Ochandiano (el ayudante de Carmelo en la película), un jovencísimo actor que ha hecho un magnífico debut en esta película. Los solteros, la pareja que regenta el bar, así como uno de los paisanos, Germán Montaner, son actores habituales de teatro que se prestaron gustosos a participar, mezclados en escenas corales, con los paisanos del lugar. Esos paisanos y paisanas salieron a su vez de unas pruebas realizadas en Cantalojas y en los demás pueblos de los alrededores una semana antes del inicio del rodaje, convocados a toque de cornetín por los pregoneros. La disponibilidad de los actores para ensayar en el pueblo antes del rodaje, así como su presencia casi ininterrumpida a lo largo de la filmación, fueron definitivas para que finalmente todos se muevan en la película con esa naturalidad.  
Mejor Película. Festival Internacional de Cine de Cannes (Semana de la crítica). Francia, 1999. Premio de la Prensa a la Mejor Película. Cinessonne - Festival de Cine Europeo. Francia, 1999. Mejor Interpretación Femenina (Elena Irureta, Lissete Mejía y Marilín Torres), Mejor Guión y Premio del Público. Festival Internacional de Cine de la Mujer. Arcachon, Francia, 1999. Mejor Película. Festival Internacional de Cine de Bogotá. Colombia, 1999. Mejor película (ex-aequo). Festival Internacional de Cine de Mujeres. Turin, Italia, 2000. Mejor Película. Encuentros de Cine Español. Nîmes, Francia, 2000. Premio Nuevos Talentos de Cine. Festival Internacional de Seattle. Estados Unidos, 2000. Nominada a los premios Goya alMejor Guión Original y Mejor Actor Revelación (Luis Tosar). Academia de las Artes y ciencias Cinematográficas de España, 1999. Nominada a los premios Goya almejor guión ymejor actor revelación (Luis Tosar). Círculo Escritores Cinematográficos. España, 1999. Finalista como Mejor Película Española 1999 al Premio José Maria Forqué Entidad de Gestión y Derechos de los Productores Audiovisuales (EGEDA). España, 2000.

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Las migraciones en el cine II: Fronteras EEUU-México, el 31 de marzo de 2014

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