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Teúrgia Andina
Del 5 al 26 de junio del 2024

Teúrgia Andina

Orlando Arias

Exposición Teúrgia andina, de Orlando Arias, del 5 al 27 de junio de 2024 en Casa de América.

Teúrgia andina presenta acuarelas sobre papel y óleos sobre lienzo que nos conectan con una tradición andina mediante formas absolutamente vanguardistas. El azar y la necesidad se fusionan con la imaginación, y lo invisible se hace visible gracias a la mano del pintor, que maneja formas y cromías hasta plasmar lo que veía solo en su mente.

Arias ensambla sueño y realidad, deseo y destino, tradición y poesía, luz y libertad, calor y color, pulcritud y posibilidad. Su pintura se sitúa en un tiempo y espacio determinados, pero tiene la capacidad de trascenderlos.

Orlando Arias ha explorado con anterioridad el realismo, hiperrealismo, expresionismo figurativo y la abstracción. Finalmente, se dejó atrapar por una figuración imaginativa, no referencial y amerindia, que da vida a una mitología andina con dioses y habitantes del altiplano, reyes y princesas. Estos elementos contribuyen a formar un imaginario genuino y claro, donde el agua diluye los colores y da forma a la vida, mientras el fuego proporciona un telón de fondo a sus invenciones estéticas, enigmáticas y distintivas.

Fecha y hora:
📅 Del miércoles 5 al miércoles 26 de junio de 2024.
⌚ De lunes a viernes de 11.00 a 19.30. Sábados de 11.00 a 15.00. Domingos y festivos, cerrado.
📍 Galería del Palacio. Entrada por el jardín de Gabriel García Márquez. Paseo de Recoletos, 2. Madrid.
🎟️ Entrada libre hasta completar aforo.

Organizan:

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Orlando Arias Morales nació en Potosí, Bolivia el año 1954, de pocos meses su familia se trasladó a la ciudad de Cochabamba, es el tercero de siete hermanos,  hijo de Constancio Arias y de Maritza Morales.

A los 21 años participa en el Concurso del VII Salón Nacional de Artes Plásticas, en Oruro, Bolivia. A partir de entonces, comienza una fructífera carrera como pintor profesional participando en diversas exposiciones individuales y colectivas. Así como también en diversos salones y concursos, donde obtiene varios premios por su calidad pictórica.

El 1979, el periódico “Los Tiempos” de la ciudad de Cochabamba dedica una columna al pintor donde sostiene que: “Orlando Arias muestra al espectador un conjunto de obras muy bien logradas y pese a su juventud, se perfila con algunos de sus óleos como un pintor de personalidad definida y estilo propio… la producción de Arias denota, una preocupación por investigar en nuevas formas y técnicas de la plástica ya que también incursiona, con algunos óleos, en la pintura geométrica y en otros muestra los resultados de un trabajo iniciado bajo la influencia realista”.

Deseoso de ampliar sus conocimientos y con muchas ilusiones decide buscar nuevos horizontes en otros países de América Latina. El año 1986 sale de Bolivia rumbo a Perú. Donde conoce al escultor Víctor Delfín, en su palacio taller de la zona de Barranco en Lima, y además sabedor de que seguiría viaje a Ecuador, le recomendó a su colega y amigo Oswaldo Guayasamín.

Ese mismo año llega a Ecuador donde realizó varias exposiciones en Guayaquil y Quito, aquí escribirían sobre su obra los críticos de arte, Eliodoro Ayllón de nacionalidad boliviana y  Francisco Proaño Arandi

Continuando con su periplo en busca de nuevas sensaciones pictóricas, viaja a Colombia a mediados de 1988, aquí continuó su trabajo artístico, adquiriendo prestigio y reconocimiento, lo que sería determinante para quedarse en este país durante quince años hasta el año 2003, teniendo su taller en la ciudad de Medellín y exponiendo en Cali, Bogotá, Cartagena de Indias, entre otras ciudades.

 

Federico Villegas Barrientos, escritor, poeta y crítico de arte colombiano escribe para el catálogo de una exposición de Orlando Arias en el que manifiesta que: 

“Orlando, como todo artista auténtico tiene un volcán, un fuego interior que lo consume y cuando pinta está en erupción, dominado por la emoción y el delirio, su pincel se convierte en su sexto dedo y deja la huella de su ansia estética y el dolor milenario de sus antepasados, por eso entendemos que su naturaleza, la de Orlando, está impregnada de guitarras, colores y aquelarres, guerras y naufragios interiores sabia levadura para amasar la escultura de un valor de la plástica que con el soplo de los días demostrará que solo el delirante, el quesublimiza el dolor pinta con sangre con relámpagos y tempestades los murales que serán eternos como la única visión del que a pasado por la vida intensamente como un hombre desnudo sin superficiales velos de sedas hipócritas. Primero el Ser, por eso antepongo este sermón de esencia de sándalo para expresar y esperar de quien ha sido como describo el pintor que demostrará en un futuro no lejano una obra que por madura y brillante en abstracto caerá del árbol de su vida para gloria de su patria, como el corazón enamorado y Bolivia como Colombia que tiene la gloria de un Fernando Botero y Ecuador un Guayasamín tendrá un Arias. AMEN”.

 

Reynaldo Spitaletta, escritor y prestigioso periodista publica en el matutino “El colombiano” de Medellín: 

“En la pintura de Arias hay halos místicos y misteriosos. Busca trascender la realidad, ir más allá de lo físico, nadie pasa impunemente ante una obra de Arias, porque en ella hay poesía, y dolor, y un grito de tierras y aires, que va más allá de los andes”.

 

Durante su permanencia en la ciudad de Medellín, Colombia, el crítico de arte Leonel Estrada Jaramillo, miembro de la Asociación Internacional de Críticos de Arte comenta en un catálogo que:

“A la hora de las definiciones lo que menos importa es que Orlando Arias sea figurativo o abstracto, o que se ocupe más, o menos, de la geometría, del rostro humano o del paisaje. Tampoco debería preocupar si pinta con acuarela, témpera, óleo o acrílico, si su colorido es de la escala caliente o de la fría. Al final de confrontaciones y apreciaciones la verdad, lo importante, es que Arias Morales es un, artista y lo es con todas sus circunstancias y aportaciones…A alguien también puede preocuparle si Arias, el artista, es boliviano, colombiano o paraguayo o de cualquier lugar de América. Llegamos a lo mismo, para el caso lo esencial es que su arte es de dimensión universal, expresado con la experiencia y la sensibilidad de un auténtico creador latino en el final del Siglo XX”.

 

En este período, a principios de 1993, viaja a Costa Rica donde permaneció durante un año, pintando y promocionando su obra, aquí se admiró y valoró su pintura, obteniendo reconocimiento como prestigioso artista.  El año 2001 expuso sus cuadros en la Galería Signos de la ciudad de Panamá.

En diciembre del año 2003, da el salto trasatlántico a Europa, viajando a  Italia, para  participar en la IV Bienal Internacional de Arte Contemporáneo, realizada en la ciudad de Florencia. En febrero de 2004 fue invitado para realizar una exposición individual en la Asociación Italiana de Cultura y Deporte. Como resultado de esa exposición la prensa italiana publicó varias críticas y elogios para el pintor boliviano. Donde destacó el buen nivel de sus obras. Su estancia le sirvió para recorrer algunas ciudades en busca de espacios artísticos, visitando ferias importantes como la de Bolonia, y tomar contacto con artistas del lugar, como el afamado escultor Ciro Cipollone que vive en Loppiano, La Toscana – Florencia, a quien conoció personalmente y visitó su taller.

Llega a España en febrero del año 2004, participa en dos exposiciones en Barcelona. En una de ellas obtiene una Mención de Honor y decide afincarse en Madrid, donde vive actualmente. Durante este tiempo su obra es seleccionada en los salones de la BMW y de la Fundación de las Artes y los Artistas, también participa en la primera exposición de Arte Iberoamericano Contemporáneo juntamente con Fernando Szyszlo, Roberto Matta, Manuel Mendive, Julio Zachrisson entre otros.

 

Joan Lluis Montané, de la Asociación Internacional de Críticos de Arte refiriéndose a la obra de Orlando Arias de la serie Ciberandinos, escribe:

“Su paleta es variada, luminosa, con determinación americana, dado que sus cromatismos están encendidos, parecen llamas que se propagan en la  llanura del pensamiento, en el bosque intenso de las palabras, dado que son producto de conceptos muy evidentes, producto de la propia coherencia en el pensamiento del devenir. Hay futuro, pero también un sentimiento intenso de soledad, de estar aislados en un planeta enfermo, falto de moral, sin valores, reflejando la angustia en los robots que son personas, pero, también máquinas, porque la fiebre del consumismo nos ha convertido en almas en pena, sin ideales, en un mundo siempre enloquecido por la fiebre de poder. En un planeta dechoque de intereses, nosotros, seres que estamos iluminados pero no lo sabemos, aspiramos a la iluminación pero nos venden marcas y productos para prolongar la mirada de la ciencia en el devenir de la forma. Nos preparan para vivir más en un contexto banal, en el que lo que importa es el exterior luminoso y no el interior iluminado”.

 

Tomás Paredes, presidente de la Asociación Española de Críticos de Arte, sostiene que la obra multidireccional de Orlando Arias “Arranca de una figuración indigenista, para pasar a un expresionismo, que deriva a un realismo de desnudos, con magníficos y rotundos dibujos. Luego vendrá un excelente momento dominado por el poscubismo, a continuación una estética de ecos surrealizantes, pintura metafísica, para desembocar en un esplendoroso realismo mágico, que no olvida la abstracción, que es donde se inscribe esta etapa reciente.  ¿Qué es Ciberandinos? Ante todo, una lección de pintura. Una respuesta a su generación y al momento; cuando más se anuncia la muerte de la pintura, más refulgente resulta en su obra”.Según el mismo crítico “Ciberandinos es un espejo donde se mira una de las formas plásticas de América Latina, en la actualidad. Una visión boliviana, sin recursos a la cultura de la queja, imbuida por la solidez de una pintura elegante y atractiva, hechicera, legible y que produce placer a los sentidos y excita el pensamiento”. Luego más abajo Tomás Paredes destaca que: “En esta pintura, mucho mejor que en otras facetas del pintor, veo una orientación, el aillu más hondo de un hombre profundo, silente, pausado, adusto, que es Orlando Arias. En estas cromías y formas robóticas, están ínsitas los aguayos y las máscaras, la reverberación de aymaras y quechuas, los sones de un ritmo y una forma de entender el camino, dicho con elación, con solvencia, con desparpajo, con rotundidad. Se oyen aquí la queja de una quena, el sonido de los huankaras y la sonrisa de una imilla”.

 

En el año 2008, Arias fue invitado a participar en una exposición junto a otros pintores de renombre internacional en el Salón Carrousel Du Louvre de París, el museo del arte y la cultura más famoso del mundo, dos años más tarde en 2010, participa en la exposición «Grandes Maestros de la Pintura Iberoamericana» juntamente con Enrique Tábara, Fernando de Szyszlo, Manuel Santiago Morato, Juan Alcalde entre otros, en el Centro Cultural «Nicolás Salmerón» de Madrid, España.

A lo largo de su amplia trayectoria artística, ha participado en numerosas exposiciones individuales y colectivas en Bolivia, Chile, Perú, Ecuador, Colombia, Costa Rica, Panamá, Estados Unidos, Italia, España, Francia, Bélgica, Austria, Portugal, quedando testimonio de su labor y su paso por estos lugares en la prensa escrita. Actualmente su obra se encuentra en galerías de diversos países y en manos de los mejores coleccionistas de América y Europa.

Como escritor a publicado dos libros; “Los sueños de Alejandro e Isabel, el despertar de un nuevo amanecer” y “Cartas de Alithor para la humanidad”, sobre el primero Benito de Diego González señaló que el libro está concebido desde la compasión y que, iluminado por ella, el autor ha creado la historia que le da contenido y la ha plasmado con el arrebato que da la pasión. “Es una crónica apasionada del quehacer de dos seres entregados a hacer el bien y ha impedir el mal que la injusticia supone”, también analizó que la narración, de alguna forma, nos remite al universo kafkiano, de cuyo espíritu está impregnada toda la obra, al unir lo fantástico y lo verdadero en una acción proyectada a un futuro nebuloso.

Sobre el segundo libro, Patricia Siffredi escribe en el prólogo:

“Agradezco profundamente al Rector de mi Universo, a Dios, al Espíritu del Amor, me hiciera leer estas maravillosas “Cartas” que nos invita a abrir los ojos y darnos cuenta de la crueldad, sufrimiento y esclavitud que padecemos como humanidad.

Estas Cartas han sido escritas con un solo noble propósito: hacernos despertar del rol pasivo e inconsciente que tenemos en este mundo colmado de injusticia y sufrimiento, reglado por unos pocos que nos parasitan para enriquecerse a costa de nuestra miseria y esclavitud mental, emocional, física y espiritual.

Muchas Gracias por este “Estallido de Luz” que nos indica el camino que debemos emprender si queremos renacer como nueva humanidad”.

 

Con esta introducción de Patricia termino esta breve reseña biográfica de Orlando para que sus obras tanto pictóricas como literarias dejen huellas en el alma de quienes puedan apreciar su arte y deleitarse con la lectura de sus libros.

Jorge Ernesto bañez Vergara Crítico de Arte Madrid, España.

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