Dirección: Joel Calero. Producción: Factoría Sur, Universidad Alas Peruanas e Imagyc (Perú), Rodando Films (Venezuela). Productores ejecutivos: Joel Calero, Lucho Cáceres, Carlos Solano. Coproductor: Carlos Malavé (Venezuela). Productor asociado Manuel Chocca. Guión: Joel Calero. Fotografía: Mario Bassino Dirección de arte Gisella Ramírez. Montaje: Roberto Benavides. Sonido directo: Guillermo Palacios. Post-producción de sonido: Francisco Adrianzén. Música original: Irene Vivanco. Intérpretes: Lucho Cáceres, Sofía Humala, Roberto Moll, Mariella Zanetti, Pold Gastello, Norka Ramírez, Tania Ruiz, Sebastián Rubio, Flor de María Andrade.

.Proyecto participante en el III Curso de Desarrollo de Proyectos Cinematográficos Iberoamericanos Casa de América/Fundación Carolina-España, 2005.

. Realizada con el apoyo de CONACINE (Perú), Programa Ibermedia, CNAC (Venezuela).

 

Mejor Opera Prima Peruana – Premio del público

Festival de Cine Latinoamericano de Lima. Perú, 2012.

Película elegida para representar a Perú

Premios Goya de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de España, 2012.

Joel Calero (Huancayo, Perú, 1968). Director y guionista. Estudió Literaturas Hispánicas en la Pontificia Universidad Católica del Perú. Antes de terminar su carrera, se apasiona por el cine gracias a una retrospectiva de Carlos Saura que se exhibió en la Filmoteca del Museo de Arte que se convierte, entonces, en su verdadera alma mater. Años después, cursa una Maestría en Escritura Creativa, con mención en Guiones Cinematográficos y Dramaturgia.

"Hace unos años, vi en la televisión una entrevista a la titular del Ministerio de la Mujer en la que señalaba que, en el Perú, cuatro de cada diez mujeres sufre hostilidad por celos y violencia doméstica. Aunque la cifra es altísima, la noticia no me sorprendió pues, en el Perú, desgraciadamente, es noticia común leer que una mujer fue asesinada debido a los celos de su pareja. La ministra decía también que la intensidad y frecuencia de estas escenas de celos que derivan en violencia de pareja le hacía pensar que este grave fenómeno social podía tratarse de otra manifestación de esa desconfianza esencial en relación al otro distinto que está instalada en el seno de una sociedad estamental como la peruana. Esta última reflexión sí me sorprendió: jamás hubiera imaginado que los abismos sociales de nuestro país -que van más allá de las diferencias económicas- pudieran también contribuir en ese clima de desconfianza que es el que engendra, a fin de cuentas, la dinámica psíquica de los celos".   Casi al mismo tiempo, vi en la Filmoteca de Lima, L’enfer de Claude Chabrol, ese apasionante drama de celos del director francés. A partir de esa conjunción casual, imaginé la historia de dos seres muy distintos que normalmente no entrarían en contacto entre sí y a los que, al inicio, todo los debería separar: los ámbitos sociales y culturales, las preocupaciones vitales y la edad. Pese a esas radicales diferencias, ella y él se hacen pareja para hacerse mutuo bien y restañar juntos sus propias heridas vitales: las carencias paternas de ella; la monotonía vital de él. Poco a poco, van desnudando sus rostros más íntimos, sus carencias, haciendo más real, sólida y hermosa su relación. Sin embargo, ese encuentro emocional valioso entre sujetos distintos se pondrá en peligro cuando se instalen los celos, esa otra manifestación de la desconfianza esencial en relación al otro distinto al que aludía la Ministra de la Mujer y que es lo que, a fin de cuentas, socava las posibilidades del encuentro entre los sujetos. Ese es el origen de Cielo oscuro.

"Cielo oscuro es una película compacta, concisa. Una “primera obra” atractiva, hecha con solidez. Distanciándose de su modelo mayor y de la película que lo inspiró, “El infierno”, de Claude Chabrol (basada a su vez en el inacabado proyecto de Clouzot), Calero no elige el frenesí ni el exceso. Por el contrario, apuesta por el equilibrio y el control para dar cuenta de los celos, ese asunto ardiente y perturbador". Ricardo Bedoya Páginas del diario de Satán   "Cielo oscuro se sostiene gracias a un guión esmerado y una cuidadosa dirección de actores. Hay un interesante contrapunto entre ese mundo exterior competitivo y caótico (Gamarra y sus emprendedores) y la pobreza del mundo interior de Toño, contaminado de desconfianza. Las escenas de frustrada intimidad entre Natalia y Toño, planificadas al milímetro por su director, están entre lo mejor de la cinta, porque nos muestran a Toño luchando con sus fantasmas". Andrés Mego Asociación Peruana de Prensa Cinematográfica   "(…) Calero opta por un tratamiento desdramatizado, en el que despoja a los intérpretes de todo histrionismo y mantiene controlado el tono de las situaciones conflictivas, dejando que éstas ganen consistencia por su propio peso. Entonces transmite una mirada seca y hasta distante, disecando las emociones (…)" Gabriel Quispe Cinencuentro