Salón de Embajadores
Palacio de Linares
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A veces todavía se escucha música entre sus muros. Guitarras del siglo XXI, artistas que cantan rock a capella, baladas que suenan a ritmo de poesía... Nada que ver, por supuesto, con aquellos vals que acompañaban a los Marqueses de Linares en las noches de baile en este salón. Un siglo de música vivida en esta estancia que es ahora el salón de Embajadores de Casa de América.
Incluso en silencio, uno dentro se siente desubicado, como si no pudiera seguir los pasos de un baile al son de la riquísima belleza arquitectónica de sus paredes. Tonos dorados y pasteles se reflejan en cada uno de los espejos que rodean la estancia, de forma ovalada, que se lazan hacia un altísimo techo. Y al levantar la mirada, es como si todo quedara dicho: las 'Travesuras del Amor' hacen enmudecer. Esta obra de Francisco Pradilla muestra a Cupido con flecha en ristre, dispuesto cautivar a quien aún no haya quedado prendido con la estancia o la compañía.
Cuatro palcos de honor están reservados en la parte superior para cuatro pinturas de Pradilla: dos mujeres que no pierden detalle con sus prismáticos, un trovador que toca el laúd, una dama que curiosea entre los tapices y dos niñas que observan el baile desde la distancia.
Uno de esos recodos superiores esconde además un secreto: la pared se retira para abrir un espacio hasta la galería de música de la planta superior, donde los artistas se colocan y dejan caer las melodías hasta el piso de abajo.
Un salón con una historia que día a día se engrosa un poco más con las actividades de Casa de América. Entra y descubre todos los rincones de este salón... Cada fotografía está acompañada de una extensa y exhaustiva descripción artística.