Profesor Titular de Historia Moderna en la UNED. Ha sido investigador en la Universidad Autónoma de Madrid (Departamentos de Historia Moderna e Historia Económica), en el Centro de Estudios Políticos y Constitucionales (CEPC), el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), el Istituto di Storia Económica “Francesco Datini” (Florencia), la École des Hautes Études en Sciencies Sociales de París (EHESS) y el Centro de História de Além-Mar (CHAM) de la Universidad Nova de Lisboa, de donde es “Investigador correspondiente”. Sus ámbitos de estudio e interés son la política y los encuentros económicos y culturales entre Europa y los llamados “Nuevos Mundos” (mediados del siglo XV y principios del XVIII). Sobre tales cuestiones ha publicado libros y artículos en publicaciones especializadas. Actualmente dirige un proyecto de investigación patrocinado por el Ministerio de Ciencia e Innovación de España: “El sudeste asiático bajo la influencia ibérica en el Mundo”.

Los “descubrimientos” geográficos que realizaron los marinos y conquistadores de España y Portugal entre finales del siglo XV y principios del XVII en África, América y Asia resultaron fundamentales para modificar la imagen que se tenía del mundo y sirvieron para establecer relaciones diversas con otras civilizaciones y culturas. La relevancia que tuvieron estos acontecimientos fue de tal magnitud que no es exagerado afirmar que por primera vez se asistió al nacimiento de una historia eminentemente global, fruto de la conexión de la Vieja Europa con los recién “descubiertos” Nuevos Mundos de Ultramar. 

Esta historia global o universal que se inicia en el Renacimiento y principios del Barroco, paralela a las exploraciones y conquistas ibéricas en las “cuatro partes del mundo”, no sería tal si no mencionásemos otros fenómenos que se originan en ese momento, como, por ejemplo, “el descubrimiento del hombre por el hombre” gracias a la irrupción de la etnografía comparativa, a cargo de los misioneros. Y lo que no por obvio tampoco hay que dejar de resaltar: la exportación -más o menos sostenida desde principios del siglo XVI hasta mediados del XVII- hacia Europa de abundantes remesas de oro, plata y especias, que, a fin de cuentas, era uno de los principales móviles de las expediciones.

Este ciclo de conferencias que organiza Casa América, y en el que participan destacados especialistas, se detiene en algunas de estas importantes cuestiones, y lo hace desde tres niveles de aproximación. En un primer lugar, analizará, en una perspectiva comparada, la estructura de los imperios ibéricos desde que se originaron en la Baja Edad Media hasta que alcanzaron sus cotas de mayor extensión planetaria, durante la agregación de la Corona de Portugal y sus posesiones a la Monarquía Hispánica. Seguidamente tratará el tema de la imagen del “otro” que resulta de todo este proceso expansionista. Si los conquistadores españoles fueron conocidos por su crueldad para con los indios, los fidalgos de Portugal se asociaron a la corrupción. ¿Cuánto hay de verdad en tales tópicos? Y, finalmente, abordará la cuestión del oro y de la plata americanos. Extraída esta última en las minas de Potosí y Zacatecas, además de dispersarse por toda Europa gracias al sistema de flotas y galeones, una parte importante de ella acabó en la China Ming y el Japón Tokugawa. La plata no solo fue fundamental para pagar las guerras, sino que también resultó indispensable en la construcción de ciudades con población mestiza y en la creación de obras de arte auténticamente globales.