CALLE AMAZONAS. Altaïr Ediciones. Colección Heterodoxos. Un niño sateré mawé con una careta de Batman en una favela de Manaos. Un teatro de la ópera acogiendo una obra del ex líder de Pink Floid Roger Water. El oscuro río Trombetas, hogar de comunidades negras descendientes de los esclavos huidos de épocas remotas. Barquichuelas que se mecen al son de una música tecnho atronadora. Una fábrica de componentes informáticos en medio de la jungla. El pueblo que sueña con cambiar su nombre por Fidelandia y reivindica el nacimiento amazónico de Fidel Castro. Esclavos de hoy que malviven varados en la autopista Transamazónica, explotados por los oligarcas que exportan al primer mundo. Médiuns que reciben a espíritus ingobernables en los barrios periféricos de Belém. Ríos, barcos, caminos, afluentes, avenidas, cables, carreteras, ungüentos, reptiles, semáforos. En Calle Amazonas, Bernardo Gutiérrez plasma una personal y aguda relectura de jungla de las junglas, al margen de tópicos. La Amazonia, en las páginas de este libro, ya no es un rincón exótico o un paraíso vegetal. Se transmuta en un ser vivo único y esquizofrénico, prehistórico y futurista a partes iguales. En Calle Amazonas hay indígenas, vegetación y agua. Pero también redes sociales, chips y asfalto. Con un estilo que parte de la crónica periodística y la literatura de viajes, para regalar destellos de prosa poética, el autor nos guía por la sorprendente y desconocida Amazonia del siglo XXI. El eje del libro es el último viaje de Bernardo Gutiérrez, desde Manaos hasta la desembocadura del Amazonas, que se enriquece con cinco años de experiencias selváticas. A su vez, bebe también de las expediciones históricas, de Francisco de Orellana y el mito de las guerreras Amazonas, al cazador de mariposas Henry Bates, el pintores de acuarelas Adrien Taunay, el escritores vanguardistas Mario de Andrade, el teniente estadounidenses William Herndon que inspiró a Mark Twain o la princesa Therese Wittelsbacher de Baviera. Pero se recrea en otros pliegues, en otros rostros. Al lado de los aventureros míticos aparecen viajeros anónimos, lunáticos, desconocidos. Ante todo, recorre la superficie, la corteza abrupta de la jungla, sus ciudades, sus aldeas, sus riachos olvidados, sus bares, sus mercados. Como revela el autor, el puzle amazónico del libro está hecho de historia densa e inverosímil, de formigas de fogo de picadura abrasadora, barcos impuntualísimos y delfines mágicos. Este es un viaje que contiene muchos otros. Un viaje por el rincón más olvidado del Brasil de Lula.  

Bernardo Gutiérrez (Madrid, 1975) estudió Ciencias de la Información en la Universidad Complutense de Madrid. Como colaborador, redactor, corresponsal, fotógrafo o redactor jefe, ha pasado por medios como National Geographic, Geo, El País, El Mundo, La Vanguardia, Público, Qué Leer, Altaïr, La Repubblica (Italia), Expresso (Portugal), Interviú, Esquire, Playboy, GEO, Milenio (México), entre otras. Residió en Brasil desde enero de 2004 hasta finales de 2008, con sede en Río de Janeiro y Belém do Pará, en la Amazonia. Acaba de instalarse en la ciudad de São Paulo. El viaje es una constante en su vida y obra. Como corresponsal, ha cubierto importantes eventos políticos y sociales. Pero el autor destaca de su propia carrera las pequeñas historias que considera grandes. Detalles que explican lo inabarcable. Como una favela secreta en Osaka, llena de jubilados alcohólicos y dominada por la mafia Yakuza. Un café compartido en un encuentro con el Ejército Zapatista en las montañas de Chiapas. Un análisis político hecho a través de un peluche con forma de Lula. Una crónica electoral cocinada con borrachines en una taberna de la playa de Copacabana. Un té de coca en el precario estudio de la radio Chirimiri, en el Chapare boliviano (Amazonia), feudo de los cocaleros. Un lector de libros en las fábricas de puros de La Habana, que relata en voz alta las historias a los concentrados trabajadores. Una mirada grande sobre lo pequeño. Crónicas de detalles que explican el mundo. Para construir Calle Amazonas el autor ha recorrido los rincones más inhóspitos y más maravillosos de la selva en busca de historias.