Dirección: Mario Crespo. Producción: Yakarí Asociación Civil. Productora asociada: Alfarería Cinematográfica. Productores: Isabel Lorenz y Mario Crespo. Coproductor: Fermín Branger y Adriana Herrera. Producción ejecutiva: Mario Crespo, Isabel Lorenz, Fermín Branger y Adriana Herrera. Guión: Mario Crespo, Isabel Lorenz y Alejandro Aragón. Fotografía: Gerard Uzcátegui. Dirección artística: Mario Crespo y Yvo Hernández. Montaje: Fermín Branger. Sonido: Gustavo A. González. Música original: Alonso Toro. Intérpretes: Yordana Medrano, Eddie Gómez y Diego Armando Salazar. Realizada con el apoyo del Centro Nacional de la Cinematografía - CNAC, del Programa IBERMEDIA y de la Gobernación del Estado Delta Amacuro (Venezuela). Estreno Mundial Festival de Berlín – Programa NATIVe Nominada al Colón de Oro Festival de Cine Iberoamericano de Huelva, España, 2015 Candidata a los Premio Goya – Mejor película iberoamericana Candidata a los premios Oscar – Mejor película de habla no inglesa

Mario Crespo (San Antonio de los Baños, La Habana. Cuba) Director, guionista y productor. Graduado de Licenciatura en Historia del Arte en la Universidad de La Habana. Guionista y asistente de dirección en Televisión Universitaria de 1972 a 1975 en la Universidad de la Habana. En 1983 dirige la puesta en escena de Mañanas de sol de los Hermanos Álvarez Quintero para el Grupo Teatro Estudio de La Habana. De 1975 a 1992 guionista, asistente de dirección, director de cortos documentales y de ficción en el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC). Colaboró como primer asistente de dirección con importantes directores del cine cubano, como Manuel Octavio Gómez (La tierra y el cielo, 1976), Humberto Solás (Cecilia, 1981) y como director asistente con Juan Carlos Tabío (Se permuta, 1988). En 1990 participa como director en el largometraje Mujer transparente uno de los films más notables del cine cubano, ganador de numerosos premios nacionales e internacionales. Desde 1992 reside en Venezuela donde ha dirigido largometrajes para la televisión, documentales institucionales y promocionales. Es fundador y adjunto a la subdirección docente de la Escuela de Cine de la República Árabe Saharaui Democrática, Abidin Kaid Saleh. Ha impartido Cine I, II y III como asignatura electiva en la Universidad Metropolitana y en la Escuela de Cine y Televisión de Maria Cristina Capriles y en el Instituto de Cine de Madrid. Formó parte del equipo que elaboró el pensum de estudios para la Escuela Nacional de Cine del MPP para la Cultura. Desde al año 2000, fecha de la creación de la Asociación Civil Yakarí (www.yakari.org.ve) de la cual es coordinador audiovisual, ha trabajado en la transferencia de la tecnología audiovisual en sectores en riesgo, en beneficio de jóvenes de los barrios caraqueños, indígenas, campesinos, jóvenes con necesidades especiales y en el desierto del Sáhara. Lo que lleva el río es su último largometraje de ficción.   Filmografía. Documentales 1978    Pablo / Víctor Casaus / Co- guionista y asistente de dirección (LM) 1985    Caminos / Guión y dirección (CM) 1986    ¿Qué tú crees? / Guión y dirección (CM) 1987    Menos tiempo en la mirada / Guión y dirección (CM) 1987    No es tiempo de cigüeñas / Guión y dirección (CM) 1989    Ojos que miran / Cámara, guión y codirección 1994    Por la tierra de los Cuatro Suyos / Guión-dirección 1996    Rituales y representaciones / Video-instalación 2000    Juegos bajo la  luna / Mauricio Walerstein / Primer asistente de dirección (LM) 2002    La ruta del cacao / Dirección (CM) Director Largometrajes de ficción 1990    Mujer transparente (co-dirección) 1993    Pasión salvaje 1993    Volver a empezar 1994    Amor público 1995    El billete de lotería 1995    Milagro en Galipán 2002    El amor de los amores 2014    Lo que lleva el río

“Se llevaron el oro y nos dejaron el oro… Se lo llevaron todo y nos dejaron todo… Nos dejaron las palabras”

Pablo Neruda. Confieso que he vivido No soy español, tampoco indígena. Soy algo distinto como resultado de un hecho histórico del que es inútil pretender culpar a alguien.  Ni siquiera nuestros “pueblos autóctonos” de hoy son como fueron sus antepasados y eso está muy bien, pues han evolucionado en el intercambio con otras culturas. En Lo que lleva el río hablo de dos conflictos humanos, dos urgencias cada vez más perentorias: la necesidad de la mujer de ser vista como un igual y la inevitabilidad y utilidad de la interculturalidad. Pretendo decir al espectador, ¡estad atentos al afán de mantener culturas y etnias puras! Cuidado con ese interés por “conservar la cultura” pues por ese camino se puede llegar a posiciones y acciones muy peligrosas que ya el mundo conoce suficientemente. Mantenerse aislado y “conservarse puro” es letal para la supervivencia de la cultura de cualquier grupo y lamentablemente aún hoy, hay ejemplos fatalmente retrógrados en el mundo contemporáneo. Es una verdad incontestable que desde que comenzaron las grandes migraciones,  la humanidad no ha hecho más que intercambiar genes y cultura, lo cual ha permitido a nuestra especie evolucionar y crecer.  Deseo dialogar por tanto, sobre la imperiosa necesidad de las democracias interculturales y por eso mi protagonista es una mujer. Cada género (ya sabemos que hoy hay algo más que mujer y hombre); cada color humano; cada grupo con su lenguaje y modos, sea urbano o rural, todos, tienen su cultura y pueden aportar a la cultura de esta aldea global que es nuestro mundo. La necesidad de conquista y búsqueda de un mercado para la otrora invencible España, dejó en este continente, un idioma unificador. Lo que todavía  algunos condenan y ven sólo como una masacre y la aniquilación de una cultura, debería analizarse como un encuentro inevitable que obedecía a una necesidad de otros tiempos, que resultó al fin un intercambio traumático para ambas culturas; pero, intercambio al fin, ahí están nuestras catedrales barrocas, cargadas de elementos autóctonos; la piedra del Cuzco, el churrigueresco; nuestros guisos y moles; nuestros modos tan particulares y diferenciados y el idioma hispanoamericano, el español de Latinoamérica que une palabras de ambas orillas, y nos convierte en una sola patria grande, una cultura poderosa y unida es sus múltiples diferencias por el idioma. Estaría satisfecho si el espectador interpretara Lo que lleva el río en un contexto amplio e hiciera el ejercicio de expandirla y sacarla del escenario deltano e indígena, mirando atentamente a su alrededor.