25 años de cine iberoamericano
El cine en Casa de América es parte esencial de nuestras señas de identidad y un referente para los cineastas de la región. Somos la única institución pública de Europa que desarrolla un programa permanente de difusión y promoción de las cinematografías de Iberoamérica. Se realizan presentaciones especiales y pre-estrenos tanto en su circuito comercial como cultural, se exhiben películas que ya no están en cartel y se estrenan aquellas que no han encontrado distribución.
En este cuarto de siglo la programación de cine de la Casa de América ha reflejado la creatividad y diversidad de las cinematografías de Iberoamérica. Ha logrado fidelizar y sensibilizar a públicos con intereses muy diversos, ha despertado la curiosidad por cinematografías y cineastas en ocasiones no tan conocidos, acercándoles a las historias de un continente con el que comparte mucho más que una lengua común.Tampoco ha sido ajena a las nuevas inquietudes en el imaginario colectivo, a las múltiples y complejas realidades de la sociedad contemporánea, así como a los significativos cambios en la cartografía de nuestras ciudades.
Esta vocación se ha enriquecido con las conferencias magistrales y los diálogos entre profesionales de diversas disciplinas, con los que la Casa de América pretende generar un debate en torno a la evolución de la gramática y la escritura del cine; al delicado proceso de construcción de una película.
A la hora de gestionar una programación acorde a nuestro tiempo, hemos tenido presente la irrupción de las nuevas tecnologías y las nuevas formas y pantallas para ver el cine, sin obviar las transformaciones capitales ocurridas en el terreno del arte, la sociedad, la economía, la política, la ciencia y la cultura, que han incidido sensiblemente en la expresión cinematográfica.
En nuestra programación los grandes clásicos del movimiento del Nuevo Cine Latinoamericano como Vidas secas (Nelson Pereira dos Santos), Los inundados (Fernando Birri), La hora de los hornos (Fernando Solanas), La batalla de Chile (Patricio Guzmán), Memorias del subdesarrollo (Tomás Gutiérrez-Alea), Lucía (Humberto Solás), Dios y el diablo en la tierra del sol (Glauber Rocha) y El chacal de Nahueltoro (Miguel Littín), han coexistido con las obras de los nuevos directores. La Casa de América ha acompañado desde sus inicios la trayectoria de destacados cineastas como Pablo Trapero (Mundo grúa y El clan), Pablo Stoll (25 Watts y Whisky), Claudia Llosa (Madeinusa y La teta asustada), Andrés Wood (Historias de football y Machuca), Ciro Guerra (La sombra del caminante y El abrazo de la serpiente) o Maite Alberdi (Las peluqueras y La once).
Sin ánimo de hacer un inventario de todas nuestras actividades, recordamos al brasileño Nelson Pereira dos Santos, autor indiscutido del cine brasileño y padre espiritual del Cinema Novo, a los argentinos Fernando Birri —pionero y fundador del Nuevo Cine Latinoamericano—, Fernando Solanas —autor de una revolución estética dentro del llamado “cine político”— y Adolfo Aristarain, una de las trayectorias más sólidas del cine de su país y de la región, a los mexicanos Arturo Ripstein y Felipe Cazals, dos nombres capitales, a los cubanos Tomás Gutiérrez-Alea, un intelectual imprescindible del siglo veinte, Humberto Solás, quien, junto a Gutiérrez-Alea, ha aportado uno de los clásicos fundamentales del cine cubano y latinoamericano, a Julio García Espinosa, teórico y cineasta, o a Fernando Pérez, considerado el director vivo más importante del cine cubano y uno de los más notables del latinoamericano. Y los homenajes a grandes intérpretes, como el argentino Federico Luppi o la mexicana María Rojo. Y, más recientemente, al brasileño José Carlos Avellar, uno de los grandes pensadores y críticos del cine contemporáneo.
Ha tenido cabida, además, la producción del cine independiente de los noventa y los trabajos que, realizados a partir de 2000, irrumpen en el panorama cinematográfico con nuevas formas de narrar, apropiándose y difuminando las fronteras entre los géneros en el cine de no ficción. En todo este proceso no ha estado ausente la investigación con el propósito de actualizar los conceptos y reconocer los cánones de representación de los nuevos cines.
Hemos programado muestras, la mayoría integradas por títulos inéditos para el público de Madrid, como Cine chileno de corto y de largo, con más de cuarenta títulos, que incluía películas realizadas por los cineastas chilenos en el exilio a partir de 1973, y las producidas a partir de la década del noventa, como La luna en el espejo, de Silvio Caiozzi, o Miradas. El cine argentino de los noventa integrada por veintitrés títulos y con la presencia, entre otros, de los directores Pablo Trapero y Martín Rejtman con sus primeras obras; o la Muestra de cine iberoamericano en la segunda edición de Vivamérica Festival con treinta y cuatro títulos en la que se presentó el debut en la realización de largometrajes de ficción de algunos de los más prometedores cineastas de ese momento que hoy cuentan con una obra reconocida nacional e internacionalmente, como el uruguayo Federico Veiroj, con Acné; la argentina Lucía Cedrón, con Cordero de Dios; el guatemalteco Julio Hernández Cordón, con Gasolina y el colombiano Carlos Moreno, con Perro como perro, y 20 títulos del cine iberoamericano, en la que se proyectaron otras tantas grandes películas ya exhibidas en la Casa de América, con motivo de su vigésimo aniversario, como Un lugar en el mundo (Adolfo Aristarain), Fresa y chocolate (Tomás Gutiérrez-Alea & Juan Carlos Tabío), La estrategia del caracol (Sergio Cabrera), Amores perros (Alejandro González Iñárritu), La vendedora de rosas (Víctor Gaviria), Cobrador (Paul Leduc), La ciénaga (Lucrecia Martel) y Suite Habana (Fernando Pérez), entre otras.
El cine de no ficción ha tenido también una fuerte presencia en nuestros programas. Hemos presentado memorables obras de los más grandes documentalistas como el cubano Santiago Álvarez (Now, LBJ), el brasileño Eduardo Coutinho (Santo Forte, Edificio Master) o el chileno Patricio Guzmán (La batalla de Chile, Nostalgia de la luz). A ellos se unen cineastas de otras generaciones como el chileno Ignacio Agüero con El diario de Agustín, el brasileño João Moreira Salles con Santiago, Andrés Di Tella, con Fotografías, Luis Ospina con La desazón suprema. Retrato incesante de Fernando Vallejo y Todo comenzó por el fin, Lourdes Portillo con Señorita extraviada y Juan Carlos Rulfo, con Del olvido al no me acuerdo. Con el propósito de dar mayor visibilidad a las películas más notables del género, contamos con el ciclo Los martes del documental.
Rescatamos otros programas de especial relevancia como Víctor Gaviria: Los márgenes al centro, las Jornadas de jóvenes talentos (con la participación de Alejandro González Iñárritu) y María Novaro, el cine como pretexto, una revisión de la obra de una de las más notables directoras del cine de la región. Su película Danzón es hoy toda una referencia. Y los encuentros y clases magistrales con Luis Puenzo, Francisco Lombardi, Marcelo Piñeyro o Rodrigo García. Dentro del formato T+ (Vivamérica Festival), sobresalen Las imágenes de las palabras con Paz Alicia Garciadiego y Lucía Puenzo, El sonido en la escritura con Lucrecia Martel y Mirar desde el detalle con Juan Carlos Rulfo y Claudia Llosa.
En el ciclo Rupturas ofrecemos un espacio a las películas de narrativas no tradicionales que trabajan con la investigación del lenguaje y de marcado acento autoral. Jauja, del director argentino Lisandro Alonso, con la presencia de Viggo Mortensen, fue la encargada de inaugurarlo. Otros títulos han sido Memorias del desarrollo (Cuba/Miguel Coyula), La Sirga (Colombia/William Vega), Viajo porque preciso, volto porque te amo (Brasil/Marcelo Gomes & Karim Aïnouz), La Nuit d’en Face (Chile/Raúl Ruiz), Eva no duerme (Argentina/Pablo Agüero), El abrazo de la serpiente (Colombia/Ciro Guerra) y Alba (Ecuador/Ana Cristina Barragán).
Se realizan actividades transversales, principalmente con las áreas de ciencias sociales y literatura, de las que destacamos dos ciclos de especial significado: Las migraciones en el cine y Cartografía de la memoria. El primero trata de los movimientos migratorios a través del cine desde diversos puntos de vista y temáticas, y el segundo está dedicado a películas donde la ciudad es protagonista o tiene un especial significado.
En estrecha colaboración con la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) y la Coordinadora Latinoamericana de los Pueblos Indígenas, CLACPI (Premio Bartolomé de las Casas, 2013), hemos presentado las muestras El universo audiovisual de los pueblos indígenas, que dan visibilidad a las luchas indígenas desde su propia perspectiva y cosmovisión.
La Casa de América y LesGaiCineMad unieron fuerzas por primera vez en 2002 para ofrecer el mejor cine iberoamericano en la lucha por la igualdad y la diversidad sexual. La colaboración con la Fundación Triángulo, apoyada por la Comunidad de Madrid, es una de las colaboraciones más antiguas y fructíferas del festival de cine más importante de temática LGTB de habla hispana. Entre los largometrajes presentados: Ausente (Marco Berger) de Argentina, Nunca vas a estar solo (Álex Anwandter) y Naomi Campbel (Camila José Donoso), de Chile, Quebranto (Roberto Fiesco) y Rabioso sol, rabioso cielo (Julián Hernández), de México y Vestido de novia (Marilyn Solaya), de Cuba.
En su empeño por dar un paso más y convertirnos en un agente activo en el terreno de la industria, Casa de América ha otorgado premios en el Concurso Iberoamericano de Cortometrajes SGAE/Versión Española consistentes en becas de formación o equipos de filmación. En 2002 se suma a uno de los proyectos clave del cine de la región con la creación del Premio de Ayuda a la Post-Producción del Cine Latinoamericano en la sección Cine en Construcción del Festival Internacional de Cine de San Sebastián, contribuyendo así a que diez operas primas pudieran finalizarse. Entre las películas premiadas: La sombra del caminante (Ciro Guerra/Colombia); El violín (México/Francisco Vargas); Gasolina (Guatemala/Julio Hernández Cordón) e Infancia Clandestina (Argentina/Benjamín Ávila). Todas ellas han gozado del reconocimiento de la crítica nacional e internacional y participado en prestigiosos festivales como Cannes, Berlín, Sundance y Rotterdam.
Paralelamente a la exhibición cinematográfica, la Casa de América ha desarrollado un ambicioso programa de formación. En 2003, con el propósito de fomentar y fortalecer las coproducciones entre los países de la comunidad iberoamericana de naciones, se da un salto cualitativo y, fruto de una iniciativa conjunta de la Casa de América y el cineasta y productor Gerardo Herrero, se convoca con la Fundación Carolina el Curso de Desarrollo de Proyectos Cinematográficos Iberoamericanos, dirigido a guionistas, directores y productores. Colaboraron otras entidades afines, como el programa Ibermedia, EGEDA, la SGAE y el Ministerio de Cultura. En los nueve años en que la Casa de América participó se convirtieron en películas cerca de cincuenta guiones.
No podemos olvidar en este rápido repaso otras iniciativas, como los Pre-estrenos iberoamericanos Casa de América-Días de Cine o los Desayunos Informativos con EGEDA.
En 2015 reconvertimos y modernizamos nuestra sala de cine con la instalación de un equipo de proyección digital 4K de Sony. De esta forma, la Casa de América se adapta a las nuevas exigencias y continúa siendo un sitio de referencia del cine iberoamericano, ofreciendo unas instalaciones con tecnología punta.
Si se buscan las claves que identifican hoy a las obras cinematográficas de nuestra América, tendría que hablarse de un cine marcadamente autoral, variado en sus propuestas estéticas y narrativas, donde destaca la pluralidad de miradas en el tratamiento de los contenidos, la utilización de las nuevas tecnologías y esquemas alternativos de producción en busca de una libertad creativa que no condicione la expresión artística personal. El cine latinoamericano ha creado un lenguaje propio, ha logrado interesar a todos los públicos por sus valores universales y ha conquistado un espacio dentro del mercado internacional, no sólo por razones comerciales, sino por el reconocimiento a su alta calidad artística, por su indiscutible contribución al cine mundial.
Hoy en día importantes agentes de ventas internacionales se disputan los derechos de adquisición de las películas de la región. Aumenta cada día la repercusión del cine latinoamericano en el escenario internacional, particularmente en los festivales más importantes que actúan como plataforma de lanzamiento, como Cannes, Berlín, Rotterdam o Sundance, y las nominaciones a los Oscar. Recientemente varios realizadores latinoamericanos han sido invitados a formar parte de la Academia de Hollywood, como las argentinas Lucrecia Martel y Lucía Puenzo, el colombiano Ciro Guerra, la peruana Claudia Llosa y el chileno Sebastián Lelio.
Por otra parte, se han multiplicado los programas internacionales de ayuda al desarrollo de guiones, producción y postproducción. El medio cinematográfico español —productoras, distribuidoras e instituciones públicas y privadas—, no ha sido ajeno a esta evolución y ha desempeñado un papel fundamental en este proceso con Televisión Española, el Programa IBERMEDIA, la Fundación Carolina, la AECID, EGEDA con los Premios Platino, y la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España con los Premios Goya. Se suma a este empeño la apuesta por los festivales como el de San Sebastián que, año tras año, ha enriquecido y fortalecido la presencia de las cinematografías de América Latina en su sección oficial, el Premio de la Industria en Cine en Construcción (creado conjuntamente con las Rencontres Cinémas d’Amerique Latine de Toulouse), la sección Horizontes Latinos y el Foro de Coproducción Europa-América Latina.
La Casa de América ha apoyado y seguirá apoyando los esfuerzos que productores, distribuidores y otros profesionales del sector audiovisual iberoamericano realizan para que las obras más significativas de su cinematografía se difundan y se conozcan en España.
Durante estos 25 años hemos mostrado la vitalidad y singularidad de los cines de América con la exhibición de películas recientes, primeras obras, clásicos modernos y documentales de excepción, y hemos dado la palabra a sus creadores, que, independientemente de su generación, líneas temáticas o artísticas, han aportado nuevas formas de ver y reflexionar el arte, la cultura y la sociedad.
exposiciones
América en su Casa: 25 años
Muestra especial por el aniversario de Casa de América, hasta el 23 de septiembre