Dirección: Maite Alberti.
Producción: Micromundo Producciones (Chile).
Coproducción: Motto Pictures (Estados Unidos), Sutorkolondo (Alemania), Volya Films (Holanda), Malvalanda (España).
Productora: Marcela Santibañez.
Productores asociados: Carolyn Hepburn, Chris Clements, Denis Vaslin, Fleur Knopperts, Ingmar Trost, Julie Goldam, María del Puy, Marisa Fernández.
Guión: Maite Alberdi.
Fotografía: Pablo Valdés.
Dirección de arte: Catalina Devia.
Montaje: Carolina Siraqyan.
Sonido: Boris Herrera, Juan Carlos Maldonado.
Música original: Vincent Van Warmerdam.

Maite Alberdi (Chile, 1983)

Directora, guionista y productora de documentales.

Estudió Dirección Audiovisual y Estética en la Universidad Católica de Chile.

Como directora ha desarrollado un estilo particular que se caracteriza por el retrato íntimo de pequeños mundos. En 2011 estrenó El salvavidas, su primer primer largometraje, en el Festival de Cine Documental de Amsterdam (IDFA), el que tuvo un gran reconocimiento internacional.

A través de Micromundo, su empresa productora, dirigió su segunda película La once estrenada también en IDFA 2014, con la que ha obtenido más de doce premios internacionales en los festivales de Guadalajara (México), DocsBarcelona (España), Miami (Estados Unidos), FICCI (Cartagena), SANFIC (Chile), entre otros. Fue nominada, además, al Premio Goya como Mejor Película Iberoamericana. En 2016 estrenó el cortometraje Yo no soy de aquí que obtuvo más de quince premios internacionales, y fue nominado a los Premios del Cine Europeo.

En 2016 concluye Los niños, en el cual aborda el difícil pasaje a la adultez de las personas con síndrome de Down. Los niños fue selección oficial en DocumentaMadrid y en DocsBarcelona, y ha sido reconocido con los premios a la mejor dirección femenina en IDFA, otorgado por la AWFJ (Alianza de Mujeres Periodistas de Cine), el premio al mejor documental latinoamericano en Festival E Tudo Verdade (Brasil), el Premio Zeno Mountain en el Festival de Miami (Estados Unidos) y mejor documental en Docs Barcelona, entre otros.

Es coautora del libro Teorías de cine documental en Chile 1957-1973.

Paralelamente a su trabajo como directora, trabaja como docente en distintas universidades en Chile, y ha sido seleccionada como Global Shaper (jóvenes líderes), por el Foro Económico Mundial (WEF).

Su cuarto largometraje El agente topo (2020) tuvo su estreno mundial en el Festival de Sundance, Estados Unidos, como parte de la selección oficial a concurso de documentales internacionales.

El documental ha sido seleccionado para formar parte de la sección Perlas del Festival Internacional de Cine de San Sebastián, España, 2020.

Desde junio de 2018 Maite Alberdi es miembro de la Academia de la Artes y Ciencias Cinematográficas de los Estados Unidos.

La idea surgió de atreverme a hacer un documental sobre un detective privado, un terreno relegado a la ficción. En un momento de gran consumo de redes sociales, donde todos nos pasamos investigando nuestro entorno sobre algunos temas que bien se podrían resolver conversando. Escogí a un espía anciano en un entorno tan cotidiano y reducido como es una residencia de ancianos. Me interesa la tercera edad porque permite construir relatos universales y particulares.

La premisa de la película es una comedia, el anti-espía, por su falta de oficio. 

Partí de más de trescientas horas grabadas. En cierto sentido, el trabajo del documentalista se parece al del agente espía: esperar a tener pruebas, esperar a que salgan las escenas. El detective y la documentalista observamos cómo otros viven.

Mi interés era construir un documental policial, que empieza pareciendo una ficción tradicional sin serlo. La misión del detective y su agente, se acercan en un inicio a una narración tradicional. Pero en el camino, se llevan a cabo revelaciones procedentes de un documental de observación, sobre lo que el agente topo experimenta dentro del hogar, más allá de la misión asignada. El supuesto abuso en la casa de retiro no es más importante que la experiencia de vivir la vida de otra persona en ese lugar.

Quería cruzar la ficción policial tradicional con un documental de observación, retratando un microcosmos social a partir de una estructura narrativa de género, construyendo el humor a través del contraste: un policía en un hogar sin actividad ilícita, un anciano detective privado, etc. El drama de los hechos me permitió construir una historia que transmitiera de manera original, una profunda reflexión sobre el estilo de vida de los ancianos hoy en día.