Sobre la autora:

Marina Serrano (Cádiz, 1984). Actualmente reside en Torrelavega (Cantabria, España) desde el 2011. Fotógrafa, diseñadora gráfica, docente y poeta, radicada en Cantabria desde el 2011.   Desde pequeña siente una profunda conexión con el mundo de la literatura. Escribe en diarios, en los que también boceta dibujos, desde los seis años. Esta afición pronto se convirtió en una necesidad de expresión vital.   El proceso creativo de su fotografía se desarrolla a través de la fotografía onírica, surrealista y misteriosa que le lleva a componer un poema. A veces, el orden de creación se invierte y trabaja a través de la muestra escrita para recrear la representación de la imagen poética. El psicoanálisis es inevitable en su obra más reciente.   La temática principal de sus composiciones abarca la nostalgia, la soledad, el surrealismo y la figura de la mujer, misteriosa y bucólica, tanto en espacios íntimos y reservados, como en espacios abiertos hacia un entorno marino inquietante.  En su obra podemos ver un largo recorrido que abarca la fotografía más fotoperiodística, hacia la imágenes más conceptuales y crípticas. En ambas vertientes, ha obtenido varios reconocimientos relevantes en el mundo del arte. 

Sobre la obra:

Durante el mes de abril de 2016, estuvo recorriendo varias localizaciones de Cuba (Cienfuegos, Varadero, Trinidad, Viñales...) documentando con su cámara un país que le fascinó desde el primer segundo.  El contraste fue importante pero Cuba sabe cómo hacerte sentir "como en casa". Desde la primera fotografía tuvo claro que no quería documentar las imágenes típicas. Sintió la necesidad vital de traspasar los entornos más decadentes y buscar la mirada, casi siempre volcada atemporalmente, hacia el infinito. Esa actitud de espera le hizo pensar que en el interior de Cuba, se estaba gestando un anhelo, pausado y a destiempo. Un cambio que no llega. Un cambio que solo contemplan en todos aquellos que reciben con los brazos abiertos una y otra vez. Los que llevan la tecnología a cuestas y apenas malviven con una cobertura frágil. Por ese motivo, viajó con la cámara en la mano, sin ocultar su rostro tras la máquina, conociendo a cada persona, tomándose el mismo tiempo pausado para conocer su historia. Esa historia que solo se puede contar con palabras y con una mirada recíproca y sincera. Se olvidó de colocar a las personas que fotografió "en su sitio", y de dirigir sus gestos y sonrisas hacia el objetivo, dejó de pensar que era fotógrafa para poder sentir que tan solo a través de la fotografía directa, no meditada, podía llegar hacia la verdadera esencia. Utilizó una cámara discreta, de poco peso y cómoda (Fujifilm XT-1) y un objetivo fijo de 35 mm. Fueron pocas las veces que miró por el visor. De manera estratégica y casi acróbata, logró interpretar la escena desde la altura de su cadera. Justo ahí, su mano fija sobre la cámara, pulsaba el disparador interpretando el encuadre, la luz y la rápida distribución de los elementos en su mente.  Algunas veces, el resultado no se acercaba ni de lejos a lo que esperaba pero a base de práctica, a los pocos días, perfeccionó su método y pudo documentar todos los lugares y personas que iba conociendo, tal y como quería: sin invadir, sin interceder ... completamente libre. Y es esa libertad, la de no sentirse fotografiado, la que permite que todo surja con completa normalidad. Son, esos momentos cotidianos, los que ofrecen su esencia más pura, el día a día de un país que está continuamente frente al objetivo de los turistas. Mirar Cuba con los ojos abiertos, sin lentes, con el pleno asombro y, al mismo tiempo, con el dedo palpitando como el corazón, rozando levemente el disparador, reconociendo instintivamente la escena ... El trabajo más difícil fue hacer una selección entre miles de fotos. Y las que están aquí son las resultantes de esa ardua tarea. Bajo el nombre de Incubarte, este proyecto tomó forma y obtuvo un premio LUX bronce en la categoría de reportaje documental en 2016. Un premio que recibió con muchísima ilusión y que más allá del reconocimiento le hizo sentir que pudo documentar fuera de su zona de confort, lejos de sus estilos fotográficos habituales y disfrutando al máximo de un país maravilloso al que piensa volver algún día.

Si quieres conocer más de su obra puedes entrar en su página web y en sus perfiles de Instagram o Twitter.

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