Arte latinoamericano para el mundo
Patricia Phelps de Cisneros
Por Patricia Phelps de Cisneros, coleccionista de arte venezolana y filántropa enfocada en arte contemporáneo y modernismo latinoamericano
El hecho de que Casa de América esté celebrando veinticinco años de fundada viene al dedillo para intentar trazar un itinerario sucinto del devenir del arte latinoamericano durante las últimas décadas. De ser considerado un arte menor, relegado, catalogado de exótico, folclórico, colorista, local, estereotipado, y no sé cuántos epítetos más –casi siempre descalificadores o, en el mejor de los casos, condescendientes–, ha pasado a ocupar un sitial de mayor importancia, y Casa de América ciertamente ha jugado un papel central en el elenco de instituciones que han contribuido a este cambio de percepción. Y no digo que nuestro arte no sea eso también: fantasioso, epidérmico, exótico, primitivo, autóctono, vibrante, estridente; pero estas nociones enmarcan solo un aspecto limitado en un horizonte infinitamente rico y diverso. A partir de los sesenta empiezan a producirse, en reconocidos museos, sólidas confrontaciones artísticas para dar a conocer el arte latinoamericano, pero no es sino hasta los ochenta, y principalmente después de los noventa, coincidiendo con las conmemoraciones para los quinientos años del descubrimiento de América, cuando esta práctica empieza a hacerse habitual. No es por casualidad que Casa de América nace precisamente en el marco de esta coyuntura de notorios cambios en cuanto a la recepción del arte de esta región. Hoy podemos vislumbrar una historia donde América Latina constituye parte fundamental del desarrollo de la cultura moderna global. Nuestros artistas participaron de manera activa y central en los procesos de experimentación que marcaron el siglo XX, contribuyendo desde sus propias perspectivas personales y estéticas en este relato. Actualmente es impensable producir una exposición de arte moderno o contemporáneo de envergadura que no cuente con artistas de América Latina. Hoy en cualquier gran museo, bienal, feria o galería están los creadores latinoamericanos junto con sus pares de cualquier lugar del mundo. Y por eso, básicamente desde finales de los ochenta, es usual ver a artistas latinoamericanos en compañía de los grandes maestros del arte universal en una conversación entre iguales. Es un orgullo poder decir que la Colección Patricia Phelps de Cisneros (CPPC) lleva décadas dedicada a esta labor. Me hace feliz saber que con su accionar sostenido hemos colaborado en inscribir una huella positiva orientada hacia una nueva y más justa apreciación del arte del continente americano.Me siento honrada de ser parte de esta comunidad que lucha por este loable propósito, y, por tanto, me identifico de corazón con Casa de América, a quien le deseo muchos más años de éxito y logros. Cuando mi marido Gustavo y yo empezamos a adquirir obras de arte –la primera obra la compramos en Madrid, en 1973–, no podíamos imaginar la relevancia que tomaría el hecho inicial y, en apariencia, inocente de obtener, por puro deleite personal, una obra y luego otra, y otra más. A medida que me fui involucrando y aprendiendo, estudiando las obras y los autores, sus relaciones y sus particulares contextos socio-políticos, sus motivaciones, sus técnicas y medios, sus lenguajes, comprendí que nuestra labor tenía que ir más allá de acumular buenas piezas, y que, sin darnos cuenta, habíamos contraído un compromiso con nuestros artistas y con el mundo. Que había muchísimo talento y valiosos aportes a la historia del arte desconocidos para la inmensa mayoría, inclusive para los especialistas, que sus contribuciones habían pasado desapercibidas, y que era un deber difundir ese legado, esa importancia, esas peculiaridades. Así nació en los setenta la Colección Patricia Phelps de Cisneros cuya misión hoy se declara como la de “promover una mayor apreciación de la diversidad, especificidad y aportes del arte de América Latina, y para fomentar la excelencia en la educación y la formación de profesionales del arte latinoamericano. Estos objetivos de conservación, estudio, presentación y promoción de la cultura material iberoamericana, desde objetos etnográficos hasta arte contemporáneo, se alcanzan a través de exposiciones, publicaciones, conferencias, seminarios, becas para la investigación y la producción artística; además de otras iniciativas innovadoras especialmente diseñadas con el propósito de crear comunidades de discusión y reflexión”. Estas pocas líneas resumen nuestra esencia y razón de ser. Así, lo que inició como una acción privada, se convirtió en una acción pública de concientización histórica.exposiciones
América en su Casa: 25 años
Muestra especial por el aniversario de Casa de América, hasta el 23 de septiembre
arte y arquitectura
Nuevos encuentros y reflexiones en la arquitectura iberoamericana (1992-2017)
Por Ramón Gutiérrez, arquitecto